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Reportaje:

GENÉTICA Mutaciones Nueva explicación para la misteriosa acción del gen del cáncer de mama

En la ya larga carrera por conocer cómo puede matar un gen, algunos investigadores han propuesto una nueva explicación para la acción del gen BRCA1, relacionado con el cáncer de mama. El BRCA1 fue identificado en 1994, y su descubrimiento originó grandes esperanzas de que cuando se descubriera la relación entre sus defectos y el daño causado se desvelarían los secretos de la enfermedad y se abrirían vías para la prevención y el tratamiento. Las teorías sobre cómo actúa el BRCA1 han sido numerosas, y los científicos no están todavía seguros de lo que hace.

Los científicos sí saben que el BRCA1 es un gen grande que dirige la producción por el cuerpo humano de una proteína de gran tamaño. También saben que existen varios centenares de diferentes mutaciones del gen, y que algunas de ellas aumentan mucho el riesgo de que una mujer sufra cáncer de mama y de ovarios.Pero, al menos en EEUU, sólo un 6% de los casos de cáncer de mama están relacionados con los genes del cáncer de mama conocidos, el BRCA1 y el BRCA2 (descubierto en 1995). En algunos de los otros casos se ha apuntado una conexión que no se ha llegado a confirmar. Un nuevo estudio publicado en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias (EE UU) se refiere al papel del BRCA1 en el sistema natural de vigilancia del organismo, que ayuda a prevenir el cáncer. Experimentos en cultivos celulares realizados por investigadores de la Facultad de Medicina Mount Sinai en Nueva York apoyan la idea de que el trabajo normal del BRCA1 es activar otros genes que retrasan la reproducción de células que se multiplican de forma excesiva, como ocurre en el cáncer. Pero cuando el BRCA1 resulta dañado por una mutación, no se emite la señal y la división celular continúa sin control.

Esta explicación coincide con lo hallado en otros estudios que también sugieren que el BRCA1 ayuda a activar genes que controlan el crecimiento celular. Sin embargo, todo esto difiere de la visión anterior sobre el papel del gen como reparador de las equivocaciones en el material genético (ADN) que se dan cuando la molécula se copia incorrectamente en la división celular. Se cree que la no reparación de estas equivocaciones también lleva al cáncer. Para hacerlo todo más complicado, la nueva explicación no anula la anterior, aseguran los investigadores de Mount Sinai: "No queremos desdeñar las pruebas de que existe una función de reparación del ADN", dice Curt Hovarth, que ha hecho el estudio junto a Toru Ouchi. Por el contrario, es posible que el BRCA1 realice ambos trabajos, controle la divisón celular y repare el ADN.

"Pensamos que a causa de una mutación, una célula se convierte en neoplásica, lo que quiere decir que su crecimiento es incontrolado", señala Horvath. "Es la primera célula de un tumor". Normalmente, esas células sufren cambios que permiten que las células del sistema inmune las reconozcan como extranjeras. Las células inmunes fabrican entonces una sustancia llamada interferón gamma, que actúa como una señal para parar la división celular.

Cortocircuito

Se supone que la proteína del BRCA1 y otra, la STAT1, trabajan juntas para pasar la señal a otro gen, que es el que produce el parón. "Si el BRCA1 es mutante, la STAT1 no puede activar el gen", dice Horvath. "Cortocircuita la señal del interferón gamma que normalmente dice a la célula que deje de dividirse". Horvath dice que su estudio ha sido el primero en mostrar que el BRCA1 tiene un papel en la transmisión de la señal del interferón gamma (uno de los tipos de interferón producidos por el organismo para luchar contra tumores y virus). Pero advierte que han trabajado sólo con una de las formas mutantes del BRCA1 y que otras mutaciones podrían causar el cáncer de otra manera.

Los resultados deben ser confirmados por otros investigadores, lo que abriría una esperanza de desarrollar nuevos tratamientos. Pero Horvath advierte de que no existirá un arma mágica para el BRCA1, "porque las mutaciones están en todas partes". Mary Claire King, genetista de la Universidad de Washington (Seattle), experta en estos genes, señala que este nuevo estudio es muy preliminar para pensar ya en efectos clínicos. Pero dice que los experimentos son importantes y casan con los resultados de otros estudios que apuntan al papel de BRCA1 como activador de otros genes.

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