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Bruselas condiciona la bajada de impuestos al recorte del déficit

La Comisión Europea condiciona el recorte de los impuestos a cuatro criterios para que no se pongan en peligro los objetivos de eliminación del déficit público fijados por los Estados miembros en sus programas de estabilidad y dañe la solidez del euro. Bruselas señala en su primer informe sobre la situación de las finanzas públicas en la Unión Económica y Monetaria (UEM) que la reducción de los impuestos debe llevar aparejada una disminución equivalente del gasto público. Alemania, Irlanda, Francia y Holanda tienen prevista una reforma para bajar los impuestos próximamente.

Los planteamientos presentados por la Comisión Europea tienen el apoyo del Consejo de Ministros de Economía y Finanzas (Ecofin). Es decir, tanto el Ejecutivo comunitario como los Quince comparten la importancia de que debe existir un correcto equilibrio entre un recorte en los impuestos y el alcanzar los objetivos de reducción del déficit. El informe elaborado por los servicios del comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Pedro Solbes, está previsto que sea adoptado mañana por el Colegio de Comisarios.La Comisión Europea reconoce que la reducción de los impuestos y la reforma fiscal pueden contribuir eficazmente en el crecimiento y en la creación de empleo. Pero Bruselas propone cuatro condiciones para que los Estados miembros puedan reducir la carga impositiva "con seguridad", sin poner en peligro los compromisos de consolidación presupuestaria.

Primero, establece que las reducciones de impuestos "no compensados" pueden únicamente ser contemplados en países que cumplan el objetivo presupuestario a medio plazo de una balanza equilibrada o un superávit. En segundo lugar, la Comisión Europea establece que las reducciones de impuestos no deben ser "pro-cíclicas" (no han de recalentar la economía). Tercero, debe tenerse en cuenta el nivel de deuda pública y la sostenibilidad presupuestaria a largo plazo. Y, por último, la reducción de impuestos debería formar parte de un paquete de reforma global.

La Comisión tiene la intención de aplicar estos cuatro criterios cuando termine de analizar los planes presupuestarios para el año próximo y deja claro que, en cualquier caso, un recorte en los impuestos debe ir acompañado de una reducción equivalente en el gasto público. El comisario Pedro Solbes también pide a los Quince que aprovechen la etapa de crecimiento por la que atraviesa la economía de la UE para que se aceleren los procesos de consolidación presupuestaria y ser más ambiciosos en sus programas.

El informe del Ejecutivo comunitario también presenta una simulación sobre el efecto que tendría una reducción de los impuestos del 1% del PIB en el crecimiento económico, el empleo y la inversión en un plazo de 10 años dependiendo de cómo se realice la reforma.

Si se produce un recorte global de los impuestos, el PIB y el empleo crecerán un 0,54%, y la inversión, un 1,28%. Si se aplica la reducción a los impuestos sobre el empleo y las empresas, la repercusión en el crecimiento es del 0,65%; en el empleo, del 0,57%, y en la inversión, del 1,88%. Cuando el modelo se centra en la reducción de los impuestos que gravan el trabajo, los resultados son del 0,81%, del 0,97% y del 0,73%, respectivamente.

Algunos países, como Alemania, Francia, Holanda e Irlanda, se están planteando recortar sus impuestos. Estas reducciones contemplan la rebaja de los niveles fiscales y una simplificación de las bases impositivas. La Comisión Europea teme que con estas reformas se produzca un recalentamiento de la economía con la subida de los precios y a que se relajen los países a la hora de alcanzar los objetivos de reducción del déficit.

Emigrantes del este

La Comisión Europea ha analizado, por otra parte, el impacto que puede tener la ampliación de la UE en el empleo. Su conclusión es que la integración de los países de la Europa central y oriental (PECOS) no tendrá efectos importantes en el mercado laboral de la UE, los salarios y la distribución de los ingresos. "No esperamos mayores problemas", declaró ayer la comisaria europea de Empleo y Asuntos Sociales, Anna Diamantopoulou, tras conocer los resultados de un informe independiente.

Se calcula que con la adhesión emigrarán de estos países hacia los que integran en la actualidad la UE en torno a 335.000 personas en busca de trabajo. Una cifra que se irá reduciendo hasta las 150.000 personas diez años después de las primeras adhesiones, conforme los países de Europa central y oriental vayan equilibrando su renta y su situación económica con la comunitaria. La población residente en los Quince proveniente de estos países alcanzará su máximo pasados 30 años y se calcula que no será superior al 3,5% de la población total de la UE que hoy conocemos.

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