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Entrevista:EDUCACIÓN

SOLEDAD VIÉITEZ Antropóloga social "Se pueden aprender muchas cosas de las mujeres africanas"

La antropóloga social Soledad Viéitez (Madrid, 1961) ha investigado varios años en Mozambique, acumulando conocimientos sobre la situación de las mujeres africanas. Es partidaria de aprovechar la enseñanza para desterrar tópicos: "Es muy importante educar a los jóvenes para que sean solidarios, pero también hay que recordarles que la cooperación internacional crea mucho empleo", dice Viéitez, que entiende la solidaridad como un viaje de ida y vuelta en el que se aprende mucho.Pregunta. Póngame un ejemplo de lo que pueden aprender los estudiantes de los países ricos de las mujeres africanas.

Respuesta. Muchas cosas. Por ejemplo, el modo de hacer compatible la maternidad y el trabajo, o de plantearse las relaciones de género sin victimismos, negociando con los hombres. Ellas nos enseñan que ser madre no es un obstáculo para trabajar fuera de casa. También son un modelo de asociacionismo; cuando hay una catástrofe son las primeras que se organizan.

P. ¿Se puede comparar la situación de las mujeres a uno y a otro lado del mundo?

R. Es bueno enseñar a partir de ejemplos cercanos. Se pueden trasladar las situaciones siempre que se expliquen las diferencias. La antigua dote que aportaban al matrimonio las mujeres europeas es comparable al pago de cabezas de ganado en África; la emigración actual de africanos a Europa se puede comparar con la emigración europea del campo a las ciudades durante la revolución industrial; y la situación de la mujer rural en España, que trabaja para sacar a su familia adelante, también se parece a la de la mujer africana.

P. Usted da clases en la Universidad de Granada y conoce bien a los estudiantes. ¿Cree que la visión que tienen sobre la mujer africana es correcta?

R. Los jóvenes comparten el desconocimiento general. Su concepto de la mujer africana se basa sólo en estereotipos exotizantes y sexuales que la muestran como una víctima de mutilaciones y de la poligamia. No saben que la mujer africana, a diferencia de la europea, es la fuerza principal del trabajo agrícola, lo que la sitúa en el centro de la economía y de muchas estructuras sociales. Lo que pasa es que no tienen oportunidades para desarrollarse, porque llevan desde niñas el peso de la familia, trabajando 12 horas diarias.

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