El director de la OMC ve posible el ingreso antes de fin de año

La firma del acuerdo bilateral entre China y la Unión Europea abre las puertas de la Organización Mundial de Comercio (OMC) al gigante asiático, pero aún faltan no pocos detalles para culminar un ingreso que Pekín pidió en 1986, cuando el organismo multilateral para ordenar el comercio mundial era aún el GATT (Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio). El director general de la OMC, Mikel Moore, estimó ayer que todos ellos podrán superarse antes de fin año.El acuerdo entre Pekín y la UE es, según lo calificó ayer Moore, "otro paso importante hacia la extensión de los beneficios y responsabilidades del sistema de la OMC a una cuarta parte de la población mundial". Pero no es el último. Aún faltan acuerdos similares al firmado ayer con cinco países: Costa Rica, Ecuador, México, Guatemala y Suiza. Para finales de junio está prevista una ronda de conversaciones de China con estos cinco países en Ginebra (sede de la OMC) para intentar cerrar acuerdos bilaterales equivalentes al de ayer.

Más relevante aún será la votación, la próxima semana en la Cámara de Representantes de Estados Unidos, del estatuto de relación comercial normal (PNTR, en sus siglas en ingés). Esta ley, que aún cuenta con bastantes reticencias entre las filas demócratas, ratifica el acuerdo bilateral firmado entre EEUU y China el pasado noviembre también como paso previo al ingreso de Pekín en la OMC. Sin la firma del estatuto de relación comercial normal no puede entrar en vigor el acuerdo firmado entre Washington y Pekín el 15 de noviembre para que China se convierta en el miembro 136º de la OMC.

Impulso económico

El Gobierno chino estima que su ingreso en esta organización elevará su PIB (producto interior bruto) en tres puntos porcentuales, lo que equivale a unos 30.000 millones de dólares (casi 5,6 billones de pesetas) y duplicará su volumen de comercio exterior de aquí a 2005.

El ingreso de China en la OMC exigirá además una considerable apertura de sus mercados, así como poner en práctica usos comerciales en los que no valdrán las normas secretas, la preponderancia de los monopolios públicos ni las actitudes discriminatorias hacia las empresas foráneas.

Desde 1987, un grupo de trabajo del GATT, ahora de la OMC, supervisa los cambios que ha ido introduciendo China para adaptarse a las normas de transparencia que se exigen para entrar en el club. Este año, después de que se salven los últimos escollos, el Parlamento chino deberá ratificar el ingreso en este club.