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La plaza de Jerez, que anteayer olía a romero, ayer estaba llena de internautas que navegaban a su libre albedrío. La mejor cualidad de la red es su interactividad: cada uno ve lo que le viene en gana y las orejas se subastan; por eso salen baratas. Esto, en los toros, ha sido siempre, pero ahora se han puesto al día y hasta los mulilleros arrastran cuando les pete con tal de forzar la segunda oreja.Enrique Ponce respingó para atrás en cada verónica virtual. El toro iba, lo malo es que volvía. Ponce lo trasteó a prudente distancia con la zurda, en recto con la diestra, sin meterse dentro de la serie hasta el tercer pase; una estocada honda trasera vino a aliviarnos. En el cuarto, la apostura del valenciano relumbró en constantes idas y venidas que tejían una hojarasca de pases gemelos sin fundamento. La maravilla de lo virtual es que, pinches lo que pinches, siempre sale lo mismo. Mató de media trasera fulminante y el público, que no soltó un olé en toda la faena, pidió la oreja. Se la dieron. Buen provecho.

Juan José Padilla esperó a porta gayola, cobró una larga y otras tres más. Galleo por chicuelinas y quite multipase. Después de un puyazo, compartió banderillas con sus compañeros con el siguiente resultado: Ponce puso un palo en el pescuezo; El Juli, un par discreto, y Padilla falló dos veces al violín. Fueron muy aplaudidos. La faena fue irregular, de más a menos, de apretada a distanciada y rematada con alarde. Dos pinchazos y descabello.

En el tercero, al compartir banderillas con El Juli, salió perseguido y cayó de bruces, hiriéndose en la frente con una banderilla. Salió para matar al quinto con un gran esparadrapo en la cara y el tobillo izquierdo vendado. Banderilleó con dificultades, lo que aumentó la espectacularidad, dado que Padilla basa la suerte en el poderío físico y estaba mermado. La faena se vino abajo cuando, después de abrir por bajo y lograr una serie aceptable con la derecha, cambió de mano; por allí no iba y no fue por ningún lado. Rodillazos a granel, estocada desprendida y descabello.

Lo mejor de El Juli es su casta. También la variedad de capa que exhibió en el quite al sexto; las banderillas bajan algo: dos pares a toro pasado y el tercero sobre el pitón de salida. La cosa empieza a bajar con la muleta: intermitencias ante una res que acometía con ganas. Dos series con la derecha, algún natural suelto y pare usted de contar. En el tercero había estado descentrado, carente de colocación y de temple. Mató de sendas estocadas bajas entusiásticamente acogidas. Pulse triunfo.com y salga por la puerta grande.

Novillero grave

El novillero Luis Vilches sufrió una cornada grave en el festejo que se celebró ayer en Osuna (Sevilla), informa Efe. Fue intervenido de herida en el tercio medio, cara interna, del muslo derecho, de 25 centímetros de longitud y 10 de profundidad, que desgarra músculos abductores y vasto interno, diseca la arteria femoral y alcanza al periostio del fémur.