Una escenografía grandilocuente y vacíaG. B Girona
El estudio del Colegio de Arquitectos de Girona considera "trágico" que las intervenciones muy agresivas y desfiguradoras del monasterio se practicaran por la necesidad de adecuar el espacio a un futuro centro internacional de estudios del arte románico que ha acabado sepultado por el polvo del tiempo. La escenografía grandilocuente que debía ofrecer lujoso alojamiento a las élites historiográficas del mundo, con todo tipo de equipamientos, se ha convertido en un espacio vacío al que ha habido de buscar utilidades forzadas para las que no fue pensado. La única crítica que los dos técnicos responsables de la restauración asumieron durante el debate fue la que se refería al espectacular audiovisual que se proyecta en el monasterio. "Es una chapuza", dijo el arqueólogo. "Es sesgado", apostilló el arquitecto. El alcalde de Port de la Selva, Genís Pinart, tomó la palabra para negar la escasa estima por el monumento que Riu-Barrera atribuyó a los autóctonos y aseguró que los capiteles expoliados pueden encontrarse "desde Perelada hasta Nueva York, pasando por Barcelona", pero no en su municipio. El alcalde, albañil de sexta generación, dijo que no le desagrada la restauración, a pesar de sorprenderse ante ciertos "pegotes". Añadió que está harto de reclamar accesos dignos para subir al monasterio. El arquitecto Josep Fuses, vocal del colegio de Girona, criticó el pánico escénico del gremio a ejercer la crítica y lamentó que muy pocos profesionales hayan alzado su voz sobre los desaguisados urbanísticos cometidos en Barcelona en los últimos años. También reclamó un proceso de reflexión colectivo para abandonar "un utillaje conceptual anquilosado".
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