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España ensayará una potente vacuna contra el sida en personas ya contagiadas

160 pacientes serán tratados con Remune combinada con la molécula interleuquina-2

Gabriela Cañas

España está metida de lleno en la búsqueda de una vacuna contra el sida. Los ensayos de una de ellas, Remune, están muy avanzados y la semana pasada recibieron el espaldarazo de los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos, que la van a probar en 472 pacientes. Ahora, un segundo proyecto español, coordinado por el hospital Gregorio Marañón, ha recibido el visto bueno: 160 pacientes empezarán a recibir este verano Remune con interleuquina-2, a la espera de conseguir la supervacuna terapéutica (en personas ya contagiadas): más potente, rápida y eficaz.

El nuevo ensayo lo promociona la sección de sida que dirige Antonio Fauci de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) de Estados Unidos. En realidad, el ensayo se inscribe en uno mucho más amplio, llamado ESPRIT, que incluirá a más de 4.000 pacientes en una veintena de países. Todos ellos tratan de encontrar los beneficios de la molécula llamada interleuquina-2 (IL-2). Esta molécula es secretada normalmente por unas células del sistema inmune (las llamadas T auxiliares) para estimular la proliferación de otras (las T citotóxicas) que son las que finalmente destruyen a las células infectadas por virus.España es el único país en que se probará si la administración de IL-2 junto a la vacuna Remune convierte a ésta en una supervacuna, más eficaz, más rápida y potente, que mejore de forma precoz la situación de los enfermos. 22 hospitales públicos llevarán a cabo tal ensayo piloto, que coordinará el Hospital Gregorio Marañón, el mismo que ensaya desde 1996, con resultados preliminares prometedores, la vacuna norteamericana Remune.

"La idea es optimizar con la IL-2 nuestra vacuna. Es lo que tenemos que demostrar", explica Eduardo Fernández-Cruz, jefe de Inmunología del Hospital Gregorio Marañón.

Para Fernández-Cruz, tanto el lanzamiento del ensayo masivo en Estados Unidos con Remune, anunciado la pasada semana, como esta autorización a probar la IL-2 es un espaldarazo al trabajo que se está haciendo en España desde 1996 con Remune, cuando una parte importante de la comunidad científica y médica mostraba gran escepticismo ante la posibilidad de que un fármaco pudiera despertar el sistema inmunológico arrasado por el sida en una persona contagiada. Todavía habrá que esperar varios meses hasta conocer los resultados de este ensayo al que están sometidos 300 pacientes españoles, pero en la próxima cumbre mundial sobre el sida, a celebrar en julio en Durban (Suráfrica), Fernández-Cruz podrá exponer ya algunos resultados inmunológicos.

Buenos laboratorios

Tanto este trabajo como el que va a empezar en julio son promovidos y controlados por empresas farmacéuticas y el Gobierno de Estados Unidos, a través de los NIH. Mientras que Remune lo fabrican Inmune Response Corporation, Agou-ron Farmaceuticals y Warner-Lambert, la IL-2 la produce la empresa Chiron. "El gen de la interleuquina-2 se aisló y por ingeniería genética se han producido estas moléculas en su forma más purificada", explica Fernández-Cruz. "Lo que nosotros usamos es esa molécula ya tratada en Chiron". Esta relación con la industria farmacéutica ha permitido al Gregorio Marañón entrar en estos ensayos y contar con unos laboratorios bien dotados en la misma sede del hospital.

Los ensayos no permiten a los enfermos evitar la intensa medicación que reciben con antirretrovirales. Éstos son medicamentos que están obteniendo resultados espectaculares, dejando indetectable la carga vírica (no acaba con el virus) y mejorando la calidad y la expectativa de vida de los pacientes. Pero también son fármacos a los que se atribuyen indeseables efectos secundarios, como la anómala distribución de la grasa corporal (lipodistrofia) y, lo que es más grave, fármacos que están generando resistencias que los convierten en ineficaces.

Remune se suministra a los pacientes mediante una inyección subcutánea cada tres meses y manteniendo la terapia antirretroviral. Con el nuevo ensayo, el cóctel farmacológico es aún mayor: antirretrovirales diarios y una vacuna cada tres meses a la que se le añade IL-2.

¿Podrán estas vacunas en el futuro inmunizar hasta el punto de poder retirar la medicación? "Ése sería el siguiente paso", dice Fernández-Cruz. "Está por probar, pero no estaría muy alejado de un razonamiento científico. Y tampoco que si eres capaz de hacer eso, también podrías activar la inmunovigilancia de manera que el propio sistema se encargase del control de los brotes que pudiera haber después".

Hipótesis esperanzadoras por demostrar

Una vacuna terapéutica como la que está ensayando España actúa de forma similar al resto, intentando provocar la respuesta del sistema inmunológico, pero no es una vacuna propiamente dicha que evite el contagio a las personas sanas. En este terreno hay otros intentos -25 en todo el mundo, según ONU-Sida-, entre los que destacan, por lo avanzado de su situación, los de EEUU y Tailandia.Sin embargo, en el futuro, quizá los dos caminos iniciados -el preventivo y el terapéutico- tengan un punto de encuentro. A

Eduardo Fernández-Cruz, jefe de Inmunología del Hospital Gregorio Marañón,

no le parece descabellado. "El diseño es aplicable en ambos sentidos. Vacunas preventivas como la Alvac o la de Pasteur-Merieux [iniciada por Luc Montagnier] se utilizan también como terapéuticas; y viceversa: quizá la vacuna nuestra, con ajustes de formulación, se pueda usar como vacuna preventiva".

El padre de la vacuna Remune es el estadounidense Jonas Salk, el mismo que diseñó la vacuna contra la poliomielitis. En 1987, Salk lanzó la hipótesis de que con una vacuna quizá se pudiera despertar la inmunidad suprimida por el propio virus. Es la hipótesis aún por demostrar, pero en cierta medida validada por los ensayos. Fernández-Cruz habla de "resultados prometedores" después de tres años de ensayo español, y Fred Valentine, el coordinador del gran ensayo norteamericano con Remune, ha avanzado que "los estudios preliminares a pequeña escala han mostrado que la vacuna no tiene efectos secundarios y que, al menos en algunos individuos, es capaz de estimular ciertos componentes del sistema inmunológico del paciente" (véase EL PAÍS del pasado día 12).

Lograr vacunas efectivas es el sueño de los investigadores, que además saben que sus aplicaciones pueden ser aún más extensas. "Los avances que se van a obtener sobre el VIH (el virus que causa el sida) no sólo serán aplicables a otras infecciones víricas o de otros parásitos o bacterias, sino para otras patologías como el cáncer", dice Fernández-Cruz. "Estas aproximaciones, que pueden resultar eficaces con estos antígenos para provocar respuestas celulares, se podrían hacer igualmente contra los tumores".

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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