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LA SITUACIÓN DE LOS INMIGRANTES

Aznar dice en Marruecos que la inmigración no tiene solución fácil ni rápida

Juan Carlos Sanz

ENVIADO ESPECIALCon un baño de multitudes en la medina de Tetuán, capital del antiguo Protectorado español, y una audiencia con el rey Mohamed VI, el presidente español, Jose María Aznar, concluyó ayer su visita oficial a Marruecos con un mensaje de optimismo sobre las "posibilidades de futuro" del país magrebí. Pero Aznar también advirtió, como había hecho la víspera en Rabat, de que la inmigración clandestina no tiene una solución "fácil, ni rápida". España, destacó el jefe del Ejecutivo, se reserva el derecho a incrementar el control sobre sus propias fronteras.

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Durante el primer viaje oficial de su segundo mandato, Aznar no ha hecho hincapié en el conflicto con Marruecos por el incremento de la inmigración irregular, pero tampoco ha rehuido abordarlo. Así, el lunes anunció ante el primer ministro marroquí, el socialista Abderramán Yusufi, la inminente revisión de la ley de Extranjería, aprobada al término de la anterior legislatura con la oposición del PP, para extremar el control de las fronteras españolas.En una conversación informal con una treintena de estudiantes de COU, en su mayoría marroquíes, en el instituto Virgen del Pilar, un centro educativo oficial español fundado en Tetuán en 1915, Aznar aseguró que más de 200.000 marroquíes conviven con normalidad en España y que un millón atraviesa cada año la Península en sus vacaciones de verano desde sus lugares de residencia en Europa. "De la misma forma en que he pedido a los españoles que conozcan mejor Marruecos, los marroquíes también deben conocer España", aseguró Aznar. Añadió que "probablemente" España necesitará cada vez más trabajadores marroquíes, pero advirtió de que un intento de "solución precipitada" a la afluencia incontrolada de inmigrantes puede provocar "un lío mucho mayor" pues "no hay solución fácil ni rápida" para estos problemas. Aznar les dijo a los estudiantes que en España hay puestos de trabajo para personas como ellos, que dominan el español, pero también les señaló que "el español abre muchas oportunidades en el mundo actual, y no sólo en España".

El presidente fue recibido por Mohamed VI en Tánger en una entrevista que se prolongó durante unos 50 minutos en español, lengua que el joven rey habla correctamente, y en la que ambos repasaron las relaciones entre los dos países, incluso en aspectos controvertidos como la inmigración o el bloqueo del acuerdo pesquero con la UE y el desarrollo de la zona norte del país magrebí. En la audiencia, el monarca alauí estuvo acompañado por su hermano, el príncipe heredero Mulay Rachid.

El monarca alauí invitó poco después al jefe del Gobierno español a acompañarle en la ceremonia de la inauguración de las obras del primer tramo de la carretera costera mediterránea, que enlazará en el futuro a Tánger con la frontera argelina. Ambos conversaron al menos otra media hora, en medio de un nuevo baño de multitudes que, según confesó más tarde Aznar, impresionó a su comitiva por la calidez de la acogida. Al término del recorrido el mandatario español siguió hablando durante unos minutos más con el rey de Marruecos, según confirmaron fuentes diplomáticas españolas.

Antes de tomar el avión de regreso a España, Aznar afirmó en el aeropuerto de Tánger que consideraba con optimismo el futuro de las relaciones con Marruecos, y esperaba que su visita se concretase en nuevos acuerdos de cooperación durante los viajes oficiales de Mohamed VI y Yusufi a España que precederán a una cumbre o reunión de alto nivel hispano-marroquí antes de que acabe el año. "Hemos dado un paso muy importante de confianza mutua", afirmó Aznar. "España cree en el futuro de Marruecos y los problemas los vamos a resolver desde el diálogo y el trabajo mutuo". Finalmente destacó la creación de grupos de reflexión conjunta, para gestionar desde el diálogo y el común acuerdo eventuales crisis futuras entre ambos países.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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