Provisional Amato
Giuliano Amato ha formado un Gobierno que nace bajo el signo de la provisionalidad aunque haya conseguido un apoyo parlamentario relativamente holgado: 319 votos contra 298 y 5 abstenciones. El tercer Gabinete de centro izquierda se propone cumplir el calendario de reformas iniciado por Romano Prodi y Massimo D'Alema, que tiene una cita clave el próximo 21 de mayo con el referéndum para cambiar una ley electoral regida por una proporcionalidad total que favorece la fragmentación parlamentaria y la inestabilidad. La propia mayoría de centro izquierda que sostiene al Gobierno es una sopa de siglas. Preservar los equilibrios de esa complejísima coalición ha impedido a Amato reducir hasta donde pretendía la composición de un Gabinete que cuenta con 23 ministros y 54 secretarios de Estado.Junto a la investidura de Amato, ayer se dio el pistoletazo de salida de una larga campaña para unas elecciones generales que deben celebrarse en el plazo máximo de un año. Sería casi milagroso que en "estos pocos meses que quedan", en palabras del propio Amato, se consolide esta amplia coalición de partidos, que se fraguó primero con el nombre del Olivo bajo la dirección de Romano Prodi. D'Alema se quitó de en medio a este último exiliándolo a Bruselas, pero se reveló incapaz de transformar en votos sus habilidades como político de aparato. La expresión de su fracaso ha sido la derrota de la mayoría en las recientes elecciones regionales frente a la alianza de Berlusconi con la Liga Norte de Bossi y la derecha dura de una Alianza Nacional que encabeza Fini.
A Amato no le ha resultado fácil fraguar un nuevo Gobierno tras la renuncia de D'Alema. Primero amagaron con retirarse los Verdes; posteriormente, el ex juez de Manos Limpias Antonio di Pietro se salió de la mayoría como señal de protesta por la designación de un hombre como Amato, que fue uno de los más estrechos colaboradores de Bettino Craxi. No es nada seguro que Amato, un antiguo socialista que hoy se proclama independiente, pueda ser el líder que necesita el centro izquierda italiano. Y en todo caso, tendrá poco tiempo para probarlo. La calidad del liderazgo es lo que está en cuestión en la política italiana, antes que las profundas reformas económicas en curso, que Amato se compromete a proseguir, sobre todo en materia de flexibilidad laboral y reducción de impuestos. Podría repetirse así en Italia algo parecido a lo que ocurrió en España: que el centro izquierda asiente las bases de una modernización económica cuyos frutos termina cosechando la derecha.
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