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Amato obtiene por estrecho margen la mayoría en el Parlamento italiano

Giuliano Amato, ex líder socialista de 61 años, obtuvo ayer la confianza en la Cámara baja del Parlamento italiano como nuevo primer ministro con 319 votos a favor de un total de 622 diputados presentes. Los votos contrarios fueron 298 y cinco las abstenciones. El margen con el que el nuevo primer ministro obtiene la luz verde de la Cámara es estrecho, aunque supera la mayoría simple exigida en un hemiciclo con 630 diputados. La votación en el Senado se celebrará la semana próxima, pero carece de riesgos.

Hasta el final, la suerte de su Ejecutivo (el cuarto desde el triunfo del centro-izquierda en 1996), que juró ante el presidente italiano el pasado miércoles, estuvo en el aire, con una decena de votos de las filas de la propia mayoría de Gobierno en entredicho. Al final, el discurso conciliador de Amato, que propuso de nuevo la recuperación del espíritu del Olivo (la coalición de centro-izquierda) y que dedicó una frase complaciente a cada uno de sus partidos, logró el milagro de la mayoría. La oposición atacó duramente al nuevo Gobierno, calificándolo de "ilegítimo". Amato tomó la palabra decidido a convencer a los pequeños sectores disidentes del centro-izquierda de la necesidad de cerrar filas en torno a la que parece la única alternativa de la coalición para evitar las elecciones anticipadas que reclama la oposición. Su intervención gustó. Al menos a los republicanos de Giorgio LaMalfa, un grupúsculo con tres diputados que ha hecho mucho ruido resistiéndose hasta el final a ofrecer su modesto apoyo al nuevo Ejecutivo. También una parte de los referendarios, un grupo de diputados cuya batalla esencial es llevar adelante los referendos previstos para el 21 de mayo, se alinearon del lado de Amato, pese a que ayer el primer ministro se las arregló para poner una vela a los partidarios y otra a los contrarios a la consulta popular que podría suprimir los restos de proporcionalidad en la ley electoral.

Amato utilizó más las artes del anfitrión que la agudeza del Doctor Sutil, el sobrenombre que se le aplica en Italia. No regateó elogios a su predecesor, Massimo d'Alema, que dimitió a raíz de la derrota sufrida por la coalición en las regionales del 16 de abril, e hizo una invitación a los partidos que le apoyan a regresar al espíritu del Olivo, como ya hiciera D'Alema en la crisis de diciembre que dio vida al Gobierno 57º de la República italiana.

Amato abogó por una superación de las fronteras que dividen a los partidos individuales para fundirse todos en este amplio movimiento. Una idea ya expresada por el secretario general de los Demócratas de Izquierda (DS), Walter Veltroni, que en su intervención de ayer volvió a hacer hincapié en el mismo tema. "Los partidos deben retroceder", dijo, y dar vida a una amplia formación capaz de obtener el apoyo amplio de los italianos.

En estos momentos, el centro-izquierda italiano es un tapiz de innumerables grupos y grupúsculos (más de diez), cada uno atravesado por corrientes diversas que hacen ingobernable no ya la coalición, sino cada partido. La última crisis de Los Demócratas, el grupo fundado por Romano Prodi, del que acaba de separarse el senador Antonio di Pietro, es un excelente ejemplo.

El líder del Polo y magnate de la televisión privada italiana, Silvio Berlusconi, hizo un balance de los desplazamientos y cambios de mayoría que se han producido en Italia desde el triunfo del Olivo en las elecciones de abril de 1996, con el resultado de cuatro diferentes Gobiernos del centro-izquierda. La tesis de Berlusconi, defendida ardientemente por sus socios de coalición, especialmente por Gianfranco Fini, líder del derechista partido de Alianza Nacional, se resume en una sola frase: "El Gobierno Amato, como le ocurría ya a los dos presididos por D'Alema, carece de la legitimación de las urnas", y la democracia que sancionó ayer el Parlamento italiano es "una democracia formal".

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El centro-izquierda no respondió a este ataque del Polo, que amenaza con realizar "una oposición inflexible, implacable", al nuevo Gobierno. La intervención de Veltroni se mantuvo en un tono de extrema moderación. El líder de DS se limitó a indicar al Polo que, en realidad, las crisis de gobierno continuas, esa "anomalía italiana", afectan a ambas coaliciones. En contra del nuevo Gobierno se pronunció también el líder del Partido de Refundación Comunista, Fausto Bertinotti, quien consideró una locura la formación de un Ejecutivo liderado por un centrista como Amato. "La derecha no ha vencido en las elecciones", dijo, "sino la falta de una política social que ha desilusionado al pueblo de izquierdas".

Di Pietro rompe con el partido de Prodi

El nacimiento del Gobierno de Amato coincidió ayer con la ruptura definitiva entre el senador Antonio di Pietro y el partido que él mismo creó el año pasado junto a Romano Prodi, Los Demócratas. La elección de Amato como salvador del centro-izquierda provocó las iras del ex fiscal del movimiento de jueces Manos Limpias que destapó el escándalo político-financiero de Tangentopoli a partir de 1992. Amato, mano derecha del fallecido líder socialista Bettino Craxi, ex socialista él mismo, ha sido calificado por Di Pietro como el Richelieu de Craxi. Tras anunciar que no lo votaría, Di Pietro fue llamado al orden por el actual líder de Los Demócratas, Arturo Parisi, quien reclamó disciplina de voto y amenazó a los disidentes con la expulsión. Di Pietro optó la noche del jueves por marcharse antes de ser expulsado e invitó a seguirle a todos los que comparten su posición.

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