La Iglesia de Brasil pide perdón por las injusticias sufridas por indios y negros
Misa en Bahía por la celebración de los 500 años del Descubrimiento
La Iglesia católica brasileña celebró ayer con una misa la llegada hace 500 años de los portugueses a Brasil. La ceremonia, que fue presidida por el Cardenal Secretario de Estado del Vaticano, Angelo Sodano, en representación del Papa Wojtyla, se convirtió en una petición de perdón a los indios y los negros por los errores y las injusticias cometidos contra ellos a lo largo de estos cinco siglos.
En Santa Cruz de Cabrália, en el Estado de Bahía, frente al mar verde del Atlántico, en el lugar en que los portugueses celebraron hace 500 años la primera misa al tocar tierra de Brasil, ayer la iglesia brasileña -presidida por el Cardenal Secretario de Estado del Vaticano, Angelo Sodano, en representación del Papa Wojtyla- repitió el rito sagrado conviertiéndolo en un acto de perdón a los indios y a los negros por los errores y las injusticias cometidos contra ellos a lo largo de estos cinco siglos.Hasta el último momento, la celebración estuvo en entredicho. El Consejo Indigenista Misionero, el organismo de la Conferencia Episcopal que reúne a cuantos trabajan en la pastoral misionera, había advertido de que ni ellos ni los indios asistirían a una misa en el lugar en el que el sábado pasado los indígenas habían sido humillados y atacados duramente por la policía militar, que les impidió asistir a los festejos oficiales celebrados por el Gobierno, con la presencia de los presidentes de Brasil y Portugal.
La Iglesia de Brasil, aconsejada por el Vaticano, consiguió convencer a todos de que la celebración iba a ser, más que un gesto triunfalista, la ocasión para pedir perdón públicamente por las injusticias y los errores cometidos contra los indios y los negros. Pidió perdón el cardenal Sodano en nombre del Papa Juan Pablo II; pidieron perdón los obispos de Brasil y lo hicieron los laicos empeñados en la pastoral.
Antes de comenzar la misa, un joven indio pataxó, a tres metros del cardenal Sodano, pronunció un durísimo discurso en el que condenó la represión del sábado pasado contra los indios excluidos de los festejos oficiales del Gobierno. Condenó también el atropello cometido por la policía al haberles destruido el monumento que ellos habían levantado al lado del oficial, para protestar contra las matanzas a las que han sido sometidos durante estos cinco siglos.
Con la cara pintada y levantando el dedo acusador sobre la marea de obispos, cardenales y sacerdotes, el indio les espetó: "Esta tierra era nuestra desde hacía 40.000 años, cuando ustedes llegaron aquí. Nosotros éramos entonces seis millones y ahora nos habéis reducido a 300.000. Y seguís persiguiéndonos".
Durante toda la misa, los protagonistas de la ceremonia fueron los indios y los negros. Una bella india pataxó leyó la primera lectura y un negro el evangelio. Los indios celebraron un ritual de conciliación llevando un largo lienzo negro hasta el altar y las mujeres negras de Bahía bailaron los ritmos del candomblé, la música de los rituales de la religión de los orixás.
La fiesta religiosa, acabó con el canto del Ave María por la bella Daniela Mercury, uno de los ídolos de la cansión brasileña, mientras una lluvia torrencial daba un baño ritual a todos los presentes.
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