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El nuevo Gobierno de Italia se enfrenta a un ajustado voto de investidura en el Parlamento

La negativa del ex ministro de Medio Ambiente, Edo Ronchi, a asumir el departamento (sin contenido claro) de Políticas Comunitarias desató ayer la primera tormenta en el nuevo Gobierno italiano de Giuliano Amato. Un mal principio para un Ejecutivo continuista que aspira a mantenerse en pie hasta abril de 2001 si consigue la luz verde del Parlamento, donde Amato presentará hoy su programa y donde se someterá el viernes a una votación de confianza. La mayoría teórica del centro-izquierda se sitúa en 318 votos, apenas cuatro sobre el mínimo requerido de 314.

La jura del nuevo Gobierno (el propio Amato ocupará transitoriamente el cargo rechazado por Ronchi) se efectuó ayer en el palacio del Quirinal entre las sonrisas de satisfacción de los triunfadores de la crisis, los 18 ministros del anterior Gabinete confirmados, y las cinco nuevas incorporaciones, dos de ellas técnicos sin partido. Amato aspira a concluir la legislatura e incluso a salir reforzado de esta experiencia, convertido en candidato del centro-izquierda a las elecciones del año 2001. Sin embargo, muchos de sus socios de coalición le ven como un mero "navegante" entre dos legislaturas, y hay quien teme que ni siquiera pueda superar la prueba de los referendos del 21 de mayo, uno de los cuales plantea un cambio de la ley electoral para hacerla mayoritaria. El resultado de esta consulta popular puede poner en peligro al nuevo Gobierno. El senador de Los Demócratas, Antonio Di Pietro, lo recordó ayer amenazando con una fractura en la coalición si "perdemos el referéndum". El ex fiscal de Manos Limpias repitió los durísimos ataques contra Amato que ya había hecho el día en que el ex líder socialista fue designado. "Es la supervivencia del craxismo, el hombre que maniobró contra Manos Limpias", dijo Di Pietro, cuyas declaraciones han colocado al líder de Los Demócratas, Arturo Parisi, en una delicada situación.

Las huellas de la durísima batalla entre los partidos del centro-izquierda que ha precedido a la elección del equipo de Amato es evidente también en el partido de Los Verdes, dividido en dos sobre el caso Ronchi. La sustitución de Ronchi al frente de Medio Ambiente (el ministerio ha pasado a manos de Los Demócratas, el partido de Romano Prodi, presidente de la Comisión Europea) provocó ayer una airada protesta en el partido, que decidirá hoy si apoya al nuevo Ejecutivo desde fuera o si se mantiene en él. Mauro Paissan, portavoz del grupo parlamentario de Los Verdes en el Senado, se lamentó ayer con dureza: "Nos han quitado Medio Ambiente a cambio de dos ministerios de papel", dijo. Las críticas más duras han sido contra la actual portavoz del partido, Grazia Francescato, que renunció a defender el ministerio de Ronchi a cambio de situar a su colaborador directo, Alfonso Pecoraro Scanio, en el Ministerio de Agricultura.

Medio Ambiente es un departamento que ha aumentado su poder sobre el resto de los departamentos gracias a las amplias competencias que ha asumido por vía de la Unión Europea. Los sectores de Los Verdes próximos a Edo Ronchi, que rechazó el nuevo cargo con una escueta carta dirigida al primer ministro, han impedido su inmediata sustitución por su compañera Anna Donati y presionan para que sea la propia Francescato la que asuma el cargo.

En todo caso, Los Verdes darán su voto al Gobierno de Amato, aunque la votación inquieta al Olivo, hasta el punto de que el líder de los Demócratas de Izquierda (DS) Walter Veltroni, ha solicitado una reunión de la coalición para verificar que existen los votos necesarios para superarla.

Por lo demás, el Gabinete que ayer juró ante el presidente, Carlo Azeglio Ciampi, presenta escasas novedades en relación con los dos presididos por el ex comunista Massimo d'Alema. Tan pocas, que la oposición le ha bautizado sarcásticamente como el "D'Alema tris". Un Gobierno en el que se mantiene fortísimo el peso del partido de los Demócratas de Izquierda (DS), principal fuerza de la coalición El Olivo, pese a la derrota electoral del 16 de abril que obligó a D'Alema a presentar su dimisión dando inicio a la crisis.

En realidad, aunque los DS han visto reducido en uno (de ocho pasan a siete) el número de ministros de que disponían en el último Gobierno (aparte de la pérdida del primer ministro), su poder se mantiene, porque controlan cinco de los departamentos más importantes (Tesoro, Justicia, Trabajo, Administraciones Públicas, Transportes), además del de Cultura y Solidaridad Social.

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