Abortado un fraude fiscal de más de 200.000 millones
La Guardia Civil evitó durante el año pasado un fraude a la Hacienda pública en impuestos especiales de 202.000 millones de pesetas gracias a los golpes asestados a los contrabandistas de tabaco e hidrocarburos y a los falsificadores de objetos de marca y productos informáticos. La mayor parte del fraude pudo evitarse gracias a la operación Montaña, desarrollada en Andorra durante los dos últimos años y cerrada a finales de 1999.El control fronterizo que permitió evitar la elusión de impuestos comenzó tras una visita al Principado de la Unidad Antifraude de la Unión Europea, que constató que la enorme cantidad de tabaco que entraba en el pequeño territorio pirenáico no coincidía con la que se vendía legalmente.
El cerrojazo permitió la localización de 2,4 millones de cajetillas de tabaco ilegal y 98.000 puros, la detención de 73 personas y la inculpación de 1.100, así como evitar un fraude de 115.000 millones, según relató ayer el teniente coronel Cristóbal Sandandreu. Esta operación redujo a la mitad el fraude fiscal por contrabando de tabaco. La Comisión Europea calculó en 1997 en 265.000 millones el impacto financiero de este fraude y, sólo en España, el Plan Especial contra el Contrabando de Tabaco cifró en 120.000 millones el dinero que Hacienda dejó de ingresar en 1996 por el trabajo de los contrabandistas. Un dato más: tabaqueras y estancos pierden 20.000 millones anuales por la competencia ilegal de los wistoneros, los vendedores de pitillos rubios que pueden verse en todas las ciudades.
La Guardia Civil logró incautarse en 1999 de casi nueve millones de cajetillas en 1.569 intervenciones contra este contrabando, en las que fueron detenidas 118 personas e inculpadas 1.598. A pesar de que el tabaco incautado es casi el doble que el de 1998, el instituto armado ha detectado una progresiva disminución en este contrabando, una actividad en manos de "unas pocas redes delictivas bien organizadas", según la memoria del Servicio Fiscal. Incluso en Galicia, tradicional feudo de este tráfico, casi ha desaparecido. "No quiere decir que no haya contrabando o contrabandistas, pero es tan escaso que no aparece en las estadísticas", subrayó Sandandreu.
España se ha convertido en una plataforma de paso del tabaco ilegal hacia otros puntos, especialmente el Reino Unido, donde es un negocio suculento vender fraudulentamente cigarrillos comprados legalmente en España, ya que mientras una cajetilla cuesta aquí entre 300 y 400 pesetas en las islas vale cuatro libras (unas 1.000 pesetas).
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