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Dinámica de urgencia para Irlanda del Norte

La visita de Tony Blair a Belfast y Dublín vuelve a introducir la dinámica de urgencia al proceso norirlandés. Paralizado desde el pasado 11 de febrero, cuando la negativa del IRA a ofrecer un calendario de desarme provocó la suspensión de las instituciones autonómicas, los gobiernos de Londres y Dublín y los partidos comprometidos con el Acuerdo de Viernes Santo, de 1998, aceptan finalmente la necesidad de mover el proceso de paz y evitar que la violencia se adelante frente al vacío político. Pero la desconfianza pervive entre unionistas y republicanos, y el plazo del final del desarme, el 22 de mayo, parece remotamente alcanzable. En los encuentros de ayer se aportaron nuevas propuestas, particularmente desde el campo nacionalista del SDLP, y posiblemente se acortó el terreno hacia una fórmula conjunta entre Londres y Dublín, que falta de la mesa desde la disolución del autogobierno y asamblea norirlandesas.

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Aparentemente, ambos gobiernos discrepan en asuntos relacionados con la desmilitarización del Ulster. Blair persigue una declaración sobre el fin de la guerra del IRA, un compromiso de que las armas quedarán "fuera de uso" y un calendario para ello. Ahern, por el contrario, pone el énfasis en la necesidad de relajar las medidas de seguridad y busca garantías de que la reforma de la policía norirlandesa se efectuará a la mayor brevedad posible. La renuncia del Ejecutivo laborista a intervenir en el autogobierno, una vez lograda su reinstauración, aparece también como foco de conflicto entre Londres y Dublín.

La esperanza se dirige ahora al Ejército Republicano Irlandés (IRA). Pocos anticipan una declaración del "fin de la guerra", que en el argot republicano equivale a la conclusión definitiva de la lucha armada, en su tradicional mensaje de Pascua. Pero perdura la confianza de que el IRA exprese con téminos inequívocos que sus armas permanecerán calladas.

Un compromiso en este sentido del movimiento republicano será insuficiente para el creciente sector radical del unionismo, pero aportaría un margen de maniobra al líder David Trimble para encuazar a al UUP (Partido Unionista del Ulster) hacia la vuelta a sus posiciones en las instituciones autonómicas.

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