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A la caza de un nuevo Prodi

,Desde su despacho de presidente de la Comisión Europea, en Bruselas, Romano Prodi habrá seguido con enorme interés la enésima crisis de gobierno en Italia. Habrá escuchado cómo los desorientados líderes centristas que integran la coalición de Gobierno citan su nombre, asociado para siempre a tiempos mejores: la campaña electoral de 1996 y el posterior triunfo de El Olivo, con el profesor de Bolonia a la cabeza. Pero il professore ha declarado ya rotundamente que su regreso a Italia para sustituir a Massimo D'Alema al frente de lo queda de El Olivo "es impensable". Con su imagen moderada, Prodi, un hombre procedente de la izquierda de la Democracia Cristiana, fue una carta triunfadora hace cuatro años. De ahí que en momentos de crisis se le recuerde y se pronuncie su nombre como un talismán protector. Sin embargo, los líderes de El Olivo olvidan la difícil andadura de Prodi en los dos últimos años de su Gobierno, hasta la estrepitosa caída a comienzos de octubre de 1998. En el plazo de doce meses, Prodi se enfrentó a dos crisis gravísimas, provocadas por el Partido de Refundación Comunista (PRC), la primera, en el otoño de 1997; la segunda, y definitiva, en octubre de 1998, provocada por la negativa del PRC a votar los presupuestos. Una excusa perfecta aprovechada por los enemigos internos. El dedo acusador apuntó entonces al hoy dimisionario primer ministro Massimo D'Alema, pero, indudablemente, muchos colaboraron en el golpe final. Il professore había contado los votos de que disponía hasta el último, y, sin embargo, le faltó inesperadamente uno para ganar la moción de confianza. Prodi ha declarado cien veces que ha olvidado ya aquel episodio amargo, y cuando ha sido acusado de estar en Bruselas con la mirada fija en Italia lo ha negado con la máxima energía. En esta crisis, ha tenido una nueva oportunidad de demostrar que la política italiana no le interesa en estos momentos. Por más que los pasillos de la Comisión Europea sean propensos a la intriga, Bruselas es una guardería infantil comparada con Roma.

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La izquierda italiana busca un nuevo líder para relevar a D'Alema
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