Valladolid acoge una gran muestra de la obra de Balenciaga
Reconocer la tarea de Cristóbal Balenciaga (1895-1972), uno de los modistos españoles más importantes de nuestro país, es el objetivo de la exposición que ayer se inauguró en el Palacio de Villena del Museo Nacional de Escultura de Valladolid y que, además de prolongarse hasta el próximo mes de junio, presenta un buen número de vestidos, tocados y accesorios. Un reconocimiento, según explicó el secretario de Estado de Cultura, Miguel Ángel Cortés, "hacia el más importante de los modistos españoles que elevó la creación artística de la alta costura a la categoría de arte".La personalidad introvertida y el deseo perfeccionista de Balenciaga están muy presentes en sus creaciones austeras, puras y perfectas y por ello sus obras han resistido el paso del tiempo y los cambios de modas, demostrando su vigencia y actualidad. Denominado por el comisario de la exposición Juan Arcelago como "monje de la elegancia", el contacto de sus obras con los modelos pictóricos zurbaranescos es muy evidente. Según se puso de manifiesto en la apertura de la muestra, Balenciaga, creador de formas en movimiento, esculturas en tela y color, sus innovaciones se rastrean en diseñadores como Courrèges, Rabanne (geometría), Lacroix (colorido) o en los minimalistas japoneses.
La muestra está integrada por tres secciones: una biográfica, otra dedicada al taller del famoso diseñador y finalmente la destinada a la exhibición de sus modelos. Además de obras propiedad de la Fundación, la exposición cuenta con la participación de colecciones pertenecientes a varios museos de indumentaria, propietarios y coleccionistas particulares, que han prestado trajes y sombreros con marcadas características escultóricas, habiéndose tenido en cuenta en la selección de su contenido, como criterio artístico, la influencia de la arquitectura, el volumen y el color en la proyección de las creaciones de Balenciaga entre la década de los años 1950-1960.
Nacido en Guetaria (Guipúzcoa), Balenciaga presentó su primera exposición en 1937 en París. Hasta 1968, año en que desfiló su última colección, su imaginación creó una variedad de líneas (cocon o tonneau, 1947; sac, 1952-1956; tortuga), modelos (ballon, 1950; mangas kimono) y cortes (al biés) que le convierten en el diseñador "más artista" del siglo XX y seguramente también en el creador más equilibrado, al producir un estilo en el que la vanguardia y el clasicismo se encuentran armónicamente integrados.
La exposición inaugurada ayer en Valladolid es un avance de la antológica que ya se prepara para el 2002 en el Museo Reina Sofía de Madrid. La muestra presentada en el Museo Nacional de Escultura ha sido organizada por la Subdirección General de Promoción de las Bellas Artes, del Ministerio de Educación y Cultura, y la Fundación Cristóbal Balenciaga, de Guetaria (Guipúzcoa), y permanecerá abierta hasta el mes de junio.
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