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Tribuna
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El ruido y las nueces

Juan José Millás

Hay incompatibilidades curiosas. La existente, por ejemplo, entre la Iglesia de nuestra Señora de las Fuentes, en el barrio del Pilar, y los vecinos de bloque colindante. El Tribunal Superior de Justicia decidió en su día que sobraba la Iglesia y así se lo hizo saber al Ayuntamiento. Pero el Ayuntamiento dice que lo que sobra son los vecinos. En las situaciones límite cada uno se apunta a lo que le dicta el corazón.Por otra parte, si Rouco no ha pedido perdón por permanecer cuarenta años al servicio de Franco, también es lógico que el PP le eche una mano en sus atascos inmobiliarios. Cabe preguntarse, desde luego, si los políticos deben estar al servicio de la sociedad civil o de la religiosa, pero visto lo visto resulta una pregunta ociosa. En las situaciones en las que hay que tomar partido no vale andar con medias tintas. Derribemos el bloque de viviendas, pues, a ser posible con los vecinos que más han incordiado dentro.

Incompatibilidades. La ONCE se niega a afiliar a dos niños ciegos porque son extranjeros. O eres una cosa o eres otra, han venido a decir. A mí, personalmente, me parece un disparate, lo mismo que si en el extranjero prohibieran a los ciegos españoles. No lo entiendo, en fin. Afortunadamente, tampoco lo entiende el Defensor del Menor, que ha puesto una demanda para remover la cosa. Dice la ONCE que si eres extranjero y ciego vulneras el artículo 8 del estatuto interno. No creo yo que se enterara nadie, francamente.

En todo caso siempre se puede cambiar el estatuto, que quizá se hizo cuando los extranjeros no eran ciegos. Lo que atenta a la razón, en cualquier caso, es que los ciegos tengan que ser defendidos de los ciegos, como que los vecinos tengan que ser defendidos de sus concejales.

Incompatibilidades. Aún siguen los subasteros haciendo su agosto y su septiembre con los pisos de personas que se han caído desde su propia hipoteca y se han roto los huesos. No debería ser incompatible que los bancos recuperaran sus préstamos con la idea de hacer el menor daño posible a quien se ha quedado en la calle tras invertir los ahorros de toda su vida en una casa de la que no disfrutará. No debería ser incompatible en una sociedad medianamente razonable, pero lo es y cada uno toma la postura que toma. Los subasteros toman el dinero y corren. De los 3.000 inmuebles que salieron a subasta en 1.999, sólo 100 fueron adquiridos por particulares a precios, suponemos, cercanos a la realidad. Los subasteros se han hecho millonarios con precios irreales, para que luego digan que hay que tener los dos pies en el suelo. Fíjense, si no, lo bien que le iba a ese país imaginario, Sealand, cuya sede diplomática se encontraba en Madrid.

Personalmente, mantengo que ha fracasado por no hacer una emisión de sellos. Cuando emites sellos a nadie se le ocurre dudar de que eres un país, aunque seas una plataforma. El caso, que es a lo que íbamos, es que los subasteros no necesitan pasaporte de Sealand para hacer cosas irreales con las que se forran de verdad. No es incompatible.

Incompatibilidades. La oposición municipal ha venido haciendo una detallada lista de las irregularidades cometidas por el alcalde con los fondos reservados. Gracias a esa investigación pudimos saber que el matrimonio Álvarez del Manzano hacía viajes privados con dinero público; que la costurera de esta pareja singular recibía dineros municipales; que el regidor hacía donaciones arbitrarias, cuando no pintorescas..., muchas cosas, en fin. Parece, sin embargo, incompatible que después de haber hecho públicas todas esas atrocidades, la oposición no se haya presentado aún en el juzgado de guardia para poner la correspondiente denuncia. ¿Acaso era mentira todo lo que nos estuvieron diciendo? Que se manifieste la oposición municipal, en fin, porque no debería ser incompatible que gobierne el PP a todo trapo con el hecho de que los ciudadanos recibamos alguna satisfacción, que todo son multas, atascos y calles abiertas.

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Es cierto que podríamos ir al juzgado de guardia nosotros mismos, solos o en compañía de los afectados por la iglesia ilegal, y de los ciegos extranjeros rechazados por la ONCE, y de los enfermos terminales de una hipoteca mal curada, y de los afectados por los pasaportes falsos de Sealand... Podríamos hacerlo, desde luego, pero para eso no necesitamos políticos. O sea, que no debería ser incompatible el ruido con las nueces. O a Dios Rogando y con el mazo dando, con permiso de Rouco. Amén.

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Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

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