Intriga en San Petersburgo

La intriga política más que la excusa oficial (el mal tiempo) estuvo en el origen de la inesperada escala que, rumbo a Murmansk (en el Ártico), efectuó Vladímir Putin recientemente en San Petersburgo, la ciudad en la que nació, se crió, estudió, fue reclutado por el KGB y se forjó como político.Putin quiere tener un aliado al frente de su patria chica. Hace dos meses, parecía ser su hombre el actual gobernador, Vladímir Yákovlev, que opta a la reelección el 14 de mayo y con el que compartió funciones de vicealcalde en los noventa. Luego trasladó su apoyo a la viceprimera ministra Valentina Matviyenko. Y, por fin, hace unos días, pidió a ésta que retirase su candidatura, se entrevistó con Yákovlev (favorito de todas las encuestas) y, aparentemente, llegó a un acuerdo con él.

Lo más interesante no es el qué sino el cómo. Si se hubiese empeñado en librar batalla contra Yákovlev, poniendo en el asador todo el poder del Kremlin, el actual gobernador lo habría tenido difícil. Pero Putin ha preferido evitar la confrontación. Podría ser un indicio del estilo con el que gobernará Rusia.

Unos días antes del cambio de postura de Putin, Segodnia (controlado por Gusinski) aseguraba que Yákovlev había pactado con Berezvoski y que éste intentaba poner a prueba su poder. "¿Tendrá Putin fuerza", se preguntaba el diario, "para marcar distancias con los oligarcas?" Ahora, la pregunta debería ser otra: ¿Ha habido un pacto entre Putin y Berezovski?