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Putin prepara su programa y su equipo entre dudas sobre el papel que jugarán los oligarcas

El nuevo presidente de Rusia inicia hoy en Londres su primer viaje oficial a Occidente

El misterio continúa. Se equivocaban de plano quienes pensaban que Vladímir Putin mostraría sus cartas tras su victoria electoral del 26 de marzo. El suspense seguirá hasta después de que tome posesión, el 7 de mayo, aunque actúa ya como un líder seguro de su poder, que lo mismo presiona a la Duma para ratificar el tratado de desarme Start II que viaja al Reino Unido (hoy mismo) como carta de presentación a Occidente. El antiguo espía del KGB prepara en secreto programa y equipo, y cada vez parece más improbable que cumpla su promesa de eliminar como clase a los oligarcas.

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Intriga en San Petersburgo

Tal eliminación, la de los magnates enriquecidos a golpe de intriga que dominan sectores clave de la economía, sería un brusco cambio de rumbo.Putin no para. Un día visita el sancta sanctorum de la industria nuclear y promete fortalecer la capacidad disuasoria de los arsenales. Otro se niega a recibir a la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, que critica las atrocidades en Chechenia, o se embarca en un submarino atómico y asiste al lanzamiento de un misil intercontinental. Otro recibe a una embajada de la UE y deja claro que ni la amenaza de expulsión del Consejo de Europa impedirá una mayor integración de Rusia en el Viejo Contiente. O se presenta en la Duma, que se resistió seis años a Borís Yeltsin, y logra que ratifique sin apenas debate el Start II. Otro (hoy mismo) anuncia un viaje a Bielorrusia, Ucrania y el Reino Unido, parte de una agenda internacional en la que ya hacen cola el nuevo primer ministro japonés, Bill Clinton y José María Aznar.

Ayer mismo, Putin mantuvo una conversación telefónica con el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, que las agencias de noticias rusas anunciaron de inmediato. Aunque el contenido de la conversación se dará a conocer hoy, las agencias apuntaban a que la firma, tanto tiempo pospuesta, del StartII debio de ser uno de los asuntos clave.

La actividad constante de Putin no le saca de su concha. Sigue sin decir "esta boca es mía". Tiene a una "fuerza de choque intelectual" dirigida por Guermán Greff preparando su programa de Gobierno, pero no lo revelará hasta después del 7 de mayo, después de que anuncie la composición de su equipo.

Sin cambios drásticos

Las apuestas apuntan a que no habrá cambios drásticos y seguirán ministros clave como el de Defensa y el de Exteriores. Un supuesto documento de trabajo publicado por el diario Kommersant habla de que Putin maquina un equilibrio entre "su gente" de Petersburgo y políticos cercanos a los comunistas que restauraría el consenso que marcó la época de Yevgueni Primakov.

Hay pocas dudas de que Mijaíl Kasiánov, actual vicejefe de Gobierno y titular de Finanzas, dirigirá el próximo Gabinete. ¿Quién es Kasiánov? Un eficaz negociador con Occidente, donde se le considera un valor seguro y partidario de las reformas. Pero también, se dice, un hombre de Borís Berezovski, oligarca por antonomasia que hizo y deshizo con Yeltsin en el Kremlin.

Kasiánov se defiende, pero no elimina las dudas. Asegura que conoce a muchos hombres de negocios, pero que no tiene lazos con ningún grupo económico concreto, que se reúne raramente con Berezovski ("una vez cada seis meses"), y más frecuentemente con Anatoli Chubáis (presidente del monopolio eléctrico), y, de vez en cuando, con Mijaíl Jodorkovski (cabeza de la petrolera Yukos) y Piotr Aven (presidente de Alfa Bank).

Muchos analistas creen que la actual "guerra del aluminio" permitirá saber pronto si los oligarcas se consolidan o no. En el negocio están implicados Berezovski, su aliado Roman Abramóvich, Chubáis, Aven y otros magnates. La actitud de Putin en un proceso que pretende la práctica monopolización de la extracción y transformación del mineral será altamente significativa. Otra clave está en la investigación de la fiscalía general sobre los manejos de Berezovski en Aeroflot.

Vladislav Surkov, vicejefe de la Administración Presidencial (procedente de Alfa Bank, y de quien se afirma que podría sustituir a su jefe, Alexandr Voloshin, un hombre de Berezovski), compara a los magnates con bacterias que mueren en un cuerpo sano y proliferan en uno enfermo. Según el diario Segodnia, Surkov asegura que "se han acabado los tiempos en los que los oligarcas daban instrucciones a los ministros por teléfono", y cita a Berezovski y Vladímir Gusinski, cabeza del grupo financiero y mediático Most (propietario del periódico), como quienes sentirán pronto la dureza del nuevo poder.

Berezovski parece no temer a esa espada de Damocles. El magnate que controla la primera cadena de televisión y dos de los tres diarios más influyentes de Rusia incluso saca a colación el riesgo de que Putin -con el que dice que habla por teléfono una vez al mes- le meta en la cárcel, como ya intentó Primakov. Y se muestra seguro de que Putin no atacará al gran capital -"sin él no se puede manejar el país"- ni le despojará de sus privilegios. Por su parte, Aven, un valor en alza, aconseja a Putin que se convierta en el Pinochet ruso, y asocia al exdictador chileno con "la comprensión de un mercado libre, una economía liberal y una reforma de las pensiones que ha sido la mejor del mundo".

Quien tiene más motivos de preocupación es Gusinski, que ve en peligro la continuidad de la NTV, la más fiable de las cadenas televisivas rusas. El magnate, que en 1996 apoyó la reelección de Yeltsin, no cerró filas esta vez a favor de Putin y, en las legislativas, apostó por el caballo perdedor, personificado en Primakov y el alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov.

La precaria situación financiera de la NTV y la presencia en su accionariado del gigante del gas Gazprom (próximo al Kremlin) hacen muy vulnerable a la cadena, y sobre todo a su independencia.

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