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ELECCIONES EN PERÚ

Alejandro Toledo, una 'creación' del electorado

A fines de 1999, tres candidatos percibieron que el electorado peruano parecía estar dispuesto a reemplazar a Alberto Fujimori tras 10 años en el poder. El principal era Alberto Andrade, actual alcalde de Lima, la capital de Perú, quien gozaba de gran popularidad y aceptación en por lo menos el 40% de los peruanos. Luego apareció en escena Luis Castañeda Lossio, quien traía bajo el brazo el haber logrado un imposible: mejorar la infraestructura, los servicios y la imagen de los hospitales de la seguridad social. Finalmente, estaba el economista Alejandro Toledo.El primero en liderar las encuestas fue Andrade, incluso superando al entonces nonato candidato-presidente Fujimori. La campaña de demolición, orquestada desde el aparato estatal y liderada por el asesor presidencial Vladimiro Montesinos, unida a una estrategia de campaña que no explotó los éxitos de su gestión como alcalde de una ciudad tan complicada como Lima, lo han dejado con un 5% de las preferencias del electorado.

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Los peruanos, entonces, volvieron la mirada hacia Castañeda Lossio. El libreto, sin embargo, se repitió. Ataques en la prensa amarilla, seguimiento al candidato y a su familia, chantaje y hostigamiento permanente que terminó sobrepasando la capacidad de comunicación de planes y propuestas del candidato presidencial. Actualmente sólo cuenta con el 3% de la intención de voto, tras haber sido el candidato con mayores posibilidades de ganarle a Fujimori en una segunda vuelta.

Mientras todo esto sucedía, Toledo se dedicó a buscar votos en el interior del país. Los estrategas de la campaña de Fujimori se olvidaron prácticamente de su existencia. Fue subiendo poco a poco en las encuestas, alcanzando un 10% en las preferencias. Hasta hace tres semanas no hubo campaña en su contra y tuvo pista libre. "Toledo corría, mientras los otros dos le cortaban el viento", dice Giovana Peñaflor, directora de la encuestadora Imasen.

Toledo, luego, comenzó a subir medio punto diariamente, en detrimento de los otros contrincantes, pero también mordiendo los votos fujimoristas. El electorado no tenía candidato, y lo creó.

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