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Crítica:LA LIDIAVITORIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Ése no es el camino

Rodríguez / Pina, Jarocho, Silva Novillos de Lorenzo Rodríguez García, pequeños, lidiables. José Manuel Pina: silencio y vuelta. Jarocho: vuelta en los dos. Felipe Silva: aplausos en ambos. Plaza de Vitoria, 8 de abril. Menos de una octava parte de entrada.A la fiesta de los toros ayer en Vitoria no le hizo ningún favor. No se puede organizar una novillada donde dos de los novilleros estaban más que verdes. Además, no se puede anunciar que es novillada con caballos cuando los novillos eran para novillada sin caballos.Salvando al novillero de Burgos Roberto Martín, Jarocho, que tiene maneras, tiene valor y lo hace bien, junto a él estuvieron dos jóvenes vitorianos, alumnos de la Escuela Taurina de Vitoria, que no pueden ir a la plaza de su ciudad a demostrar que no saben nada. Todos sabemos que aquellos muchachos que quieren ser toreros lo que deben hacer es torear becerradas y después novilladas sin caballos, hasta tener un mínimo bagaje para afrontar mayores empresas taurófilas. Es imposible que con tan pobres recursos se pueda llegar a torear un novillo, incluso unos novillos como los de ayer, que eran de tan paupérrima envergadura.

No es una excusa el hecho de que los propios novilleros fueran los encargados de organizar la corrida. Concretamente, figuraba como organizador el padre de uno de los toreros. No se trata de tener el dinero para montar un espectáculo de esa naturaleza, porque el resultado final es deplorable. De ahí que digamos que se está haciendo un flaco favor a la fiesta de los toros. Así, los detractores de la fiesta encontrarán un tema perfecto para denostarla.

Además, hubo un agravante, cual fue que el primer novillo de Felipe Silva le volteó de tal manera que cayó de cabeza, y todos pensamos que le pudo haber partido el cuello. Afortunadamente, sólo existió el susto. Es decir, además de resultar casi ridículo lo que estábamos viendo, encima pudo llegar una tragedia absurda.

Todo lo anterior, como hemos dicho, no cuenta a la hora de juzgar a Roberto Martín, Jarocho, sobre todo en su segundo; dio tres tandas de naturales con mucha calidad, con empaque y torería. Fue una lástima que matara rematadamente mal. Se mereció el parabién de los poquísimos y friolentos espectadores de la tarde vitoriana. Sin duda, a este joven torero de Huerta del Rey (Burgos) le pusieron a su lado a dos muchachos inexpertos y sin un ápice de idea de lo que es el toreo. No tiene que valer que él hubiera sido el mejor. Importa que entró en una función que no poseía calidad alguna.

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