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Se buscan en EE UU dos piezas del tesoro de la catedral de Tortosa

El relicario mayor de la Virgen de la Cinta y el cáliz del papa Luna, entre otros objetos pertenecientes al tesoro de la catedral de Tortosa que se dieron por desaparecidos durante la guerra civil, podrían encontrarse en Estados Unidos. Esta hipótesis, abierta a partir del aviso transmitido por unos turistas a las autoridades eclesiásticas y civiles de la ciudad después de reconocer las piezas en una visita que realizaron hace tres años al museo The Cloisters -perteneciente al MOMA-, ha movilizado a la delegación del Departamento de Cultura de la Generalitat en las comarcas del Ebro. Su delegado, Ramon Miravall, entregó hace unas semanas un informe en el que daba cuenta del hecho a la Dirección General del Patrimonio Cultural para que lo trasladara al Ministerio de Asuntos Exteriores, organismo que ha iniciado las gestiones oportunas para que la Interpol tome cartas en el asunto. La información, aparecida ayer en el semanario La Veu del Baix Ebre, ha sido confirmada por Miravall, quien reconoce la importancia de las piezas y lamenta la demora en el inicio de las investigaciones, dado que han transcurrido ya tres años desde que los turistas tortosinos reconocieron los objetos litúrgicos en la exposición de Nueva York. La identificación de las piezas creó en su día más de un problema a los turistas catalanes, quienes aseguran que las fuerzas de seguridad del centro neoyorquino, según explica el delegado, "prácticamente les sacaron a patadas y les requisaron los apuntes y los carretes de fotografías que habían tomado". Miravall añade que cuando regresaron, un año después, no había ni rastro de los objetos.

La guerra

La pista aportada por los turistas, que afirman además que en las inscripciones que acompañaban algunos objetos de la exposición figuraba el nombre de la catedral de Tortosa y también el de las colecciones particulares a las que pertenecían en el momento de la visita, parece dar fuerza a la hipótesis más aceptada hasta el momento sobre el paradero de los objetos extraviados. Parece ser que el patrimonio histórico-artístico de la catedral de Tortosa fue depositado en el Banco de España de Barcelona en 1937, desde donde se supone que siguió la ruta del resto de objetos que la República pretendía salvaguardar de la guerra, es decir, partió hacia algún punto de la frontera francesa. Determinadas piezas regresaron a su lugar de origen, pero otras fueron a parar a México a bordo del vapor Vita, propiedad del rey Alfonso XIII. Ahí se perdió la pista. Miravall muestra su satisfacción por "saber que los objetos no han sido fundidos ni destruidos, pero también es cierto que si pertenecen a alguna colección particular es muy complicado que puedan recuperarse. ¿Quién estaría dispuesto a costear su adquisición?", pregunta.

El relicario mayor tiene fecha de 1619 y está elaborado con plata dorada. El cáliz del papa Luna, Benedicto XIII, fue realizado a finales del siglo XIV en plata sobredorada con esmaltes transparentes.

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