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Tribuna:NEGRITAS
Tribuna
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Inmaduros

La preocupación del Ayuntamiento de Almería por la perpetuación de la especie -marina y humana- representada en el esquema de familia legalmente registrada, con descendencia y coche en la puerta, se manifiesta por doquier en campañas y programas. Así lo han transmitido, de forma indirecta pero transparente, los ediles Aranzazu Locubiche (PSOE) y Diego Cervantes (IU). A través de un eslogan que reza A mí si me importa, quiero que mis hijos mañana coman pescado, la Concejalía de Políticas Sociales, coordinada por Locubiche, ha dado luz verde a una campaña de concienciación de la ciudadanía en el rechazo al consumo de inmaduros. Amén del riesgo de no calar en las conciencias de solteros o casados sin hijos sobre el nocivo efecto de los barcos que recalan en futuros bancos de comida, la magnitud de la frase no ha sido impedimento para apostar por la iniciativa desde el Consistorio. Pero el concepto de familia en Plaza Vieja volvió a ser sopesado desde instancias urbanísticas con el anunciado plan de viviendas baratas para jóvenes que no sean "hijos de papá", según manifestó concejal Cervantes. Y así, después de establecer entre los requisitos para adquirir una vivienda de unos 50 metros útiles que bastaba con ser residente en Almería, menor de 35 años y no ganar más de dos millones y medio de pesetas al año, el Ayuntamiento matiza ahora que los solteros sin hijos y sin pareja registrada no podrán acceder a las casas para jóvenes. La avalancha de demandas por un piso con garaje al precio de cinco millones de pesetas ha provocado la adjudicación de casas a través de un sorteo entre los aspirantes.Lo de los peces y los pisos se antoja como historias paralelas con final inverso: si de un kilo de inmaduros capturado dejan de existir 100 kilos de pescado adulto en el futuro -lo dijo la concejala-, de un soltero sin piso viviendo con sus padres se frustra, tal vez, un proyecto de familia, aunque nadie lo dijera.

El curso de acciones o cosas que carecen de la madurez propia de la edad adulta se completa esta semana con la inmadura temeridad del autor del robo de 15.000 kilos de sandías de un invernadero de San Isidro, en el municipio almeriense de Níjar. Amén del peligro vital para posibles consumidores -la fruta había sido fumigada recientemente con plaguicidas altamente tóxicos- la inmadurez del ladrón adquiere triple grado. Las sandías, coincidencias de la semana, aún estaban verdes.

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