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PATRIMONIO - LA TORRE DE SAN NICOLÁS DATA DEL SIGLO XII

Finaliza la restauración de la iglesia más antigua de la capital

En el siglo XII, la torre de lo que hoy es la iglesia de San Nicolás de los Servitas despuntaba orgullosa sobre las techumbres de la entonces empobrecida villa dependiente de Toledo. Ahora, escondida entre las callejas aledañas a la calle Mayor, es difícil distinguirla entre los edificios, pero gracias a la reforma, en la que el Gobierno regional ha invertido 30 millones de pesetas, es probable que aguante en pie otros ocho siglos a salvo de las "aguas del cielo" y las "aguas del suelo".

Juan Carlos Doadrio, viceconsejero de Promoción y Patrimonio Artístico, visitó ayer el resultado de la reforma y destacó que este templo, "el más antiguo de Madrid en pie", es una muestra de "todos los estilos arquitectónicos desde el siglo XII hasta el XVII". La reforma se ha ocupado de corregir las filtraciones de agua que se producían tanto desde los tejados como desde el subsuelo. Para lo primero, se han renovados las cubiertas con nuevas escamas de zinc y pizarra, mientras que para evitar las humedades que amenazaban los cimientos y se habían adueñado de la cripta inferior se ha construido un forjado para establecer una ventilación que airee las posibles filtraciones de agua, como explicó Javier Aguilera, uno de los arquitectos de la viceconsejería.La parte mas antigua de este singular edificio está representada por la torre mudéjar, con influencias toledanas y andaluzas, que data del siglo XII, pero en el interior del templo, regentado por la orden de los servitas y propiedad del arzobispado de Madrid, se aprecia el estilo gótico en las nervaduras de la bóveda principal, un magnífico artesonado mudéjar en madera que en 1936 se salvó del fuego porque estaba cubierto por una bóveda de estuco, así como las capillas platerescas que en el siglo XVII se edificaron a los lados del templo principal. Ambas poseen cúpulas cerradas con linternas que dejan pasar la luz del día, pero en la capilla de San Nicolás la forma de la cúpula es ovalada, mientras que en la de la Virgen de los Dolores es redonda, lo que hace que desde fuera el templo tenga un aspecto asimétrico. La reforma ha incluido también la pintura de las paredes en un tono amarillo claro, con las nervaduras destacadas en blanco, "la pintura que había antes", destacó Aguilera, "aunque estaba irreconocible".

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