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La familia del parricida de Pinto pidió su ingreso en un centro mental

La familia de David Balbanera, enfermo mental de 21 años que el pasado jueves por la noche mató a su madre de 51 años, en Pinto, había pedido en varias ocasiones ayuda a los médicos para que le ingresaran en un centro de salud mental. El parricida fue expulsado el pasado martes de casa tras dar una nueva paliza a su madre. El jueves regresó a casa y la clavó un cuchillo de cocina en el corazón.

David Balbanera, conocido en su barrio como Cocoliso, había sido tratado por los psicológos porque padecía episodios de perturbación mental, según los informes médicos en poder de la familia. "Últimamente había empeorado y pegaba a su madre", dijo un primo de la mujer fallecida. "Todos sabíamos lo que pasaba en la casa y por eso habíamos pedido ayuda a los asistentes sociales para que mediaran con el fin de ingresarlo en un centro de salud mental para que le trataran". Los médicos dictaminaron que no era necesario su ingreso en un centro, pese a las súplicas de sus padres, según una prima de la víctima. Los asistentes sociales del Ayuntamiento de Pinto reconocieron ayer que habían tratado la situación familiar del parricida, aunque se negaron a revelar los detalles del expediente.David era el único hijo del matrimonio de Manoli y Julián, carpintero de profesión. Desde muy pequeño empezó a sufrir problemas mentales. "Ya en el colegio era muy raro", dijo un amigo de la infancia. "Iba siempre solo y algunos chicos en el colegio le pegaban mientras huía y encima se reían de él". Maltratado por sus compañeros de colegio, David creció con un carácter retraído y acomplejado. No tenía amigos y apenas si salía de su casa porque allí se sentía protegido y seguro bajo el cuidado de su madre.

"No parecía loco"

"Yo le veía que tenía algún problema mental, aunque no parecía loco", añadió otro chico. Los vecinos mantienen que desde hace tres o cuatro años rompía cristales de los coches de la calle y maltrataba a su madre. "La puerta de mi casa me la ha rayado decenas de veces con un cuchillo y en su casa también había destrozado puertas, muebles y cristales", dijo la vecina que vivía al lado de la casa del parricida.

Según los vecinos, David "llevaba cuatro meses con problemas de droga y muy alterado". "Ahora no se dedicaba a nada. Con tanto tiempo en la calle se había juntado con un primo suyo de Fuenlabrada que era drogadicto y fumaba con él", dijo otro joven. La madre se quejó la semana pasada a unas vecinas de las palizas que le daba su hijo. "A mí me había dicho que su hijo estaba muy mal. Que le pegaba todos los días", dijo la mujer.

Manoli no aguantó más golpes. El pasado martes expulsó de casa a su hijo. Éste regresó el jueves por la noche y, entre sollozos, le pidió ayuda a su madre. Manoli le abrió otra vez los brazos. Pero en la casa, David estalló, y al ver que no le hacían caso, se fue a por un cuchillo de cocina y se lo clavó a su madre en el corazón, según la Guardia Civil. Tras matarla, se sentó en una silla. Ayer, en el cuartel, sólo preguntaba: "¿Cuándo regresará mi madre del hospital?".

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