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"Hemos viajado como las ovejas"

F. Javier Barroso

El sexto día de la huelga de los maquinistas de Renfe batió todas las marcas de retrasos en la línea que cubre el servicio entre Madrid y Parla. Un tren pasa cada cuatro minutos por este corredor en condiciones normales. Ayer, el lapso entre trenes fue, en algunos momentos del día, de hora y media.Los viajeros se mostraron "indignados e impotentes" por la demora ferroviaria. Algunos de los pasajeros afirmaron que habían viajado "como las ovejas" en los vagones.

La huelga de los maquinistas se dejó sentir en la frecuencia de los trenes. En lugar de pasar cada tres o cuatro minutos, lo hicieron cada hora u hora y media. "Hemos tenido que esperar una hora hasta que llegara el dichoso tren. Venía abarrotado. O subías tras muho esfuerzo o te quedabas en tierra. Hemos ido que no cabía un alfiler en el vagón. Lógicamente, he llegado tarde. Ahora mi pregunta es quién me paga esa hora de trabajo que me van a descontar a final de mes por la gracia de estos señores que sólo se dedican a fastidiar a los demás", señaló Manuela Álvarez, una viajera que montó en Getafe.

La línea C-4 (Parla-Atocha) da servicio a Villaverde, Getafe y Parla, un distrito y dos poblaciones que suman casi 400.000 habitantes. Idéntica situación afectó a la C-3, que transporta a los viajeros procedentes de Aranjuez, Ciempozuelos, Valdemoro, Pinto y parte de Getafe hasta la capital. Cada mañana, miles de trabajadores se dirigen a sus trabajos y utilizan las cercanías para llegar a la capital. Los trenes tardan un máximo de 15 minutos en cubrir el trayecto entre Atocha y Getafe.

Otra línea de cercanías del sur, la que más viajeros transporta de toda España y que une Móstoles con Fuenlabrada a través de Atocha, funcionó ayer con cierta normalidad. Algunos viajeros notaron cómo los trenes se pararon más de 15 minutos en algunas estaciones sin motivo aparente y sin avisar a los usuarios de los motivos.

Los altavoces de la estación de Getafe Centro informaban a los viajeros cada cinco minutos que había huelga en el servicio y que los convoyes pasaban con menor frecuencia, por lo que recomendaban que se utilizaran transportes alternativos. Algunos pasajeros se miraban con cara de asombro y optaban por el autobús, a pesar de que iban a tardar más tiempo del habitual.

"Con el tren, voy directa a Atocha y ya me encuentro en el centro de la capital. Si cojo el autobús, llego a plaza Elíptica, lo que ya me deja muy retirada, por lo que, como muy pronto, llegaré media hora tarde a mi trabajo. Si a eso unimos que es viernes y que muchos conductores se llevan el coche para iniciar ya el fin de semana, la carretera puede estar imposible. Es increíble todo lo que tenemos que aguantar", señalaba una viajera.

Las quejas también se oían en Atocha. Aquí los andenes de los trenes de largo recorrido y de cercanías se encontraban desérticos y mostraban un aspecto insólito para el mediodía de un viernes. La única excepción eran los andenes de las líneas C-3, C-4 y C-5. Los paros ya afectaron a los pasajeros en los últimos viajes del jueves, como le pasó a Borja Martínez Blanco, un camarero de una discoteca del centro de la capital. "Anoche llegué una hora y cinco minutos tarde a trabajar por culpa del incumplimiento de los servicios mínimos. Ya me avisaron que si se repetía me mandaban a la calle. Ahora [las 13.30] me ha tocado esperar una hora y media para poder volver a Parla. Y esta noche, la misma historia. Tendré que salir dos horas antes para poder llegar a tiempo", comentaba el camarero.

Los viajeros también se quejaban de que, al llevar el abono mensual de Renfe o el billete de 10 viajes, tenían que pagar el metro o el autobús para llegar a sus destinos, ya que no circulaban trenes por las estaciones de Recoletos y Nuevos Ministerios.

"He reclamado en Renfe porque no tenía billete de autobús y metro para ir a donde trabajo y me han dicho que me pase a principio de mes, pero no creo que me lo paguen. Además, ayer tuve que bajar desde la calle de Ayala hasta la estación de Atocha, porque todos los autobuses iban abarrotados y no había trenes en Recoletos o Nuevos Ministerios", explicaba Ángela López, otra vecina de Getafe.

Los más enfadados pedían "soluciones drásticas" para acabar con "el caos" provocado por los maquinistas. Unos apostaban porque Renfe pusiera autobuses alternativos. Otros pedían que los conductores del Ejército se encargaran de conducir los trenes. "Así se les quitaría la tontería que tienen encima. Cada vez se parecen más a los pilotos de los aviones", explicaba un afectado.

"Tienen derecho a la huelga, como todos los trabajadores, pero no pueden fastidiar a tantos trabajadores. Encima, cuando iba a entrar en la estación, me dicen tres de los operarios que no me moleste en entrar, porque ninguno de los trenes funciona. Si les hago caso, no llegó a trabajar. Pero, ¿cómo pueden tener tanta cara?", protestaba un empleado del hipermercado Continente Getafe, que llegó tarde al trabajo. "Me acaba de llamar por teléfono un compañero desde el centro y me ha dicho que dónde estaba. Le he explicado la situación y le he pedido que fiche por mí para que no me descuenten este tiempo a final de mes", confesó.

Saltarse los tornos

Los pasajeros más nerviosos arengaban al resto del pasaje para que la próxima semana ningún viajero pagase los billetes. Y recomendaban al resto que se saltasen los tornos o que no hicieran caso a los revisores cuando pidieran los títulos de transporte.

"A ver si tiene valor hoy de venir el del silbato [en referencia al revisor] a pedirnos los billetes. Vamos, me lo como crudo después de esperar más de una hora en la estación de Atocha y sin saber a qué hora exacta vendría el tren", se quejaba ayer una señora de camino a Parla.

Un viajero próximo le respondió de inmediato: "Tranquila, estos días que hay tanta movida no se atreven ni a bajar al andén, porque la gente sería capaz hasta de pegarles en un momento de nervios". "Y lo malo no es esto. Lo peor es lo que todavía nos queda por pasar", concluía otro viajero.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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