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Un estudio sitúa a los mercados como núcleos dinamizadores del comercio en los centros urbanos

Los tradicionales mercados de abastos desempeñan una valiosísima función dinamizadora del pequeño comercio en los centros de las ciudades. Así lo revela un ambicioso estudio coordinado por el profesor de Geografía Humana de la Universidad de Málaga (UMA) Alfredo Rubio por encargo de la Junta. Los 520 mercados municipales que existen en Andalucía no sólo despachan el 60% del pescado, el 40% de la fruta, el 30% de la verdura y el 20% de la carne fresca que se consume en la comunidad, sino que dan vida a los 6.100 pequeños comercios que los rodean.

El resultado del estudio se ha sintetizado en un voluminoso libro titulado Mercados Municipales de Andalucía, que ayer presentó en Málaga el consejero en funciones de Trabajo e Industria de la Junta, Guillermo Gutiérrez. La investigación, que ha supuesto tres años de trabajo de 12 geógrafos bajo la dirección de Rubio, se ha centrado en los 218 mercados municipales que existen en las ciudades andaluzas de más de 10.000 habitantes.Céntricos y ajetreados

Según el estudio, el perfil de los mercados andaluces es el que sigue: se trata de establecimientos situados en ubicaciones asimilables al centro urbano (tres de cada cuatro están en él o en los núcleos de barriadas importantes), que aprovechan edificios históricos o de interés, que cuentan con comercios y servicios públicos en sus alrededores y cuya antigüedad media es de 58 años. Suelen tener un promedio de 40 puestos de venta activos y el día de la semana en que registran mayor actividad es el sábado.

El concepto moderno de mercado municipal de abastos nació con la Constitución de 1812, que cedió amplias competencias a los ayuntamientos en la gestión de los mercados para intentar erradicar los insalubres puntos de venta al aire libre que proliferaban hasta entonces en las plazas. Los primeros mercados que se planificaron de acuerdo con la nueva filosofía fueron los de Málaga, Sevilla y Cádiz, pero no se construyeron inmediatamente. En la época de la Restauración sólo existían en Andalucía mercados en Linares (Jaén), Fuengirola (Málaga) y El Viso de Alcor (Sevilla). En los primeros 25 años del siglo XX, se contabilizan 22 mercados municipales en toda la geografía andaluza. Actualmente existen 520 mercados en la comunidad, 66 de ellos concentrados en las poblaciones de más de 100.000 habitantes.

Centros de atracción

Algunos mercados andaluces, sobre todo los de las grandes capitales, son auténticos centros de atracción metropolitana. Otros en cambio han quedado desplazados del centro, o han perdido vida debido al éxodo o envejecimiento de la población. Un ejemplo de los primeros, según el estudio, es el Mercado de Atarazanas de Málaga. Situado en pleno centro histórico, recibe una media de 160.000 clientes al mes, muchos de ellos llegados de pueblos de la provincia o incluso de provincias cercanas, como Granada. En el otro polo se situaría La Puerta de la Carne, el mercado central de Sevilla, afectado por el proceso de envejecimiento de la población de su entorno, que recibe una media de 12.000 visitantes por semana y está en proceso de reubicación.

¿Cuáles son los principales problemas de los mercados andaluces? El estudio ofrece una prolija lista: dificultades en los accesos peatonales (escalones, obstáculos o vehículos aparcados en las puertas), falta de aparcamiento, deficiente salubridad y confort especialmente en los mercados más antiguos, cuya reforma, además, es especialmente cara por las características de los inmuebles, escasa oferta en alimentación seca o baja ocupación media de los módulos o puntos de actividad.

En cuanto a los comerciantes, se destaca en su favor el trato personalizado y directo, pero se llama la atención sobre la necesidad de que reciban más formación comercial, se incentive la renovación de concesiones utilizando, por ejemplo, planes de jubilación anticipada para los concesionarios que deseen acogerse a ellos y se fomente el asociacionismo, una práctica que ha dado resultados espectaculares en ciudades como Barcelona o Valencia.

La fuerza principal de los mercados, con todo, según el estudio, reside en la excelente calidad de los productos perecederos que en ellos se ofrece y en la óptima relación calidad-precio. Rubio destacó en la presentación de ayer que en los últimos años se han incorporado a la clientela de los mercados lo que denomina consumidores verdes, que buscan alimentos naturales, alternativos o de prestigio y que, según el estudio, "son esenciales para comprender las pautas de futuro en los consumos alimentarios". En este sentido, algunas de las recomendaciones que se ofrecen para la pervivencia futura de los mercados es la ampliación de la oferta de alimentos perecederos de calidad.

Pero no son estas las únicas recomendaciones. También se habla de la necesidad de crear espacios comerciales complementarios en el entorno de los mercados. Gutiérrez habló ayer de la "creación de centros comerciales al aire libre como contrapartida de las grandes superficies", aunque subrayó que éstas no son competidoras directas de los mercados porque su oferta es "complementaria".

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