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Generales alemanes critican la operación militar en Kosovo

Pilar Bonet

En vísperas del primer aniversario de la operación bélica de la OTAN en Kosovo, dos generales alemanes han criticado el ataque aliado contra Yugoslavia, que constituyó la primera intervención militar alemana en el extranjero desde la Segunda Guerra Mundial. El general Klaus Naumann, que fue responsable de la planificación de la OTAN en el conflicto, ha considerado que la renuncia pública al empleo de tropas de tierra fue un error.

Por su parte, el general de brigada Heinz Loquai cuestiona la existencia del denominado Plan Herradura, la operación de limpieza étnica sistemática supuestamente planeada por Slobodan Milosevic contra los albaneses. El plan, del que habló por primera vez en público el ministro de Exteriores alemán, Joschka Fischer, sirvió a los líderes alemanes de justificante para la participación de su país en la operación militar de la OTAN. En un libro recién publicado (El conflicto del Kosovo. Caminos en una guerra evitable), el general Loquai manifiesta que los soldados alemanes fueron a Kosovo basados en medias verdades y representaciones tendenciosas. Según Loquai, las "contradicciones y disparates" en las fuentes disponibles para argumentar la existencia del Plan Herradura "suscitan dudas considerables sobre la existencia de semejante plan". Loquai, que desde 1995 forma parte de la representación militar alemana en la sede de la OSCE en Viena, pone en duda también la posibilidad de que el Ministerio de Defensa alemán dispusiera de los documentos del citado plan. El ministro de Defensa alemán, Rudolf Scharping, salió ayer al paso de las manifestaciones de ambos generales y afirmó que el Plan Herradura "existe", pero calificó de "falso" que el plan hubiera desempeñado un papel en la operación bélica. El ministro dijo haber sabido de la existencia del plan el 5 o el 6 de abril y haberlo recibido del Ministerio de Exteriores. La operación de la OTAN comenzó el 24 de marzo.

Scharping tuvo que reconocer que el documento difundido como Plan Herradura por su ministerio no es el supuesto documento original de Milosevic, sino una "representación esquematizada y con gráficos" compuesta a partir de varias fuentes disponibles, que se mantienen en secreto por razones de seguridad. Scharping admitió que el Plan Herradura había llegado a conocimiento occidental por la vía de los servicios secretos. El diario Hamburger Abendblatt informaba el martes de que los papeles que llegaron al Ministerio de Exteriores procedían de "material analítico no estructurado de un analista del servicio secreto búlgaro", quien lo hizo llegar a los ministros de la OTAN vía Austria. El general Loquai ha acusado a Scharping de haber dado informaciones falsas al Parlamento y a la opinión pública sobre la situación en Kosovo y de haberles engañado sobre las intenciones de los serbios con el fin de justificar el ataque aéreo. Scharping, que calificó las declaraciones de Loquai de "ignorantes y malignas", manifestó que el Tribunal de La Haya dispone del Plan Herradura y que éste es la base de la acusación contra Milosevic.

La crítica del general Naumann es de otro carácter. En una entrevista con el diario Tagespiegel, el militar considera que los países occidentales no consiguieron su principal fin, que era el de evitar las acciones militares. Naumann deja, sin embargo, abierta la pregunta sobre la posibilidad de haber prevenido la guerra. Para el general, fue un error haber renunciado abiertamente al empleo de tropas de tierra, porque ello eliminó el factor incertidumbre en los cálculos de Milosevic. Según Naumann, desde el punto de vista de la técnica militar, la operación tuvo "un éxito extraordinario". "Podemos estar orgullosos de haber impedido la deportación de un millón y medio de personas", manifestó Scharping, que presentó ayer un positivo resultado documental del año transcurrido desde el ataque aliado. El ministro advirtió de que en Kosovo no debe surgir "una cultura de la dependencia" de Occidente como sucedió en Bosnia, pero afirmó que el Plan de Estabilidad de los Balcanes tiene "considerables agujeros" y opinó que las tareas de pacificación durarán un mínimo de cinco años.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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