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China amenaza con actuar contra Taiwan si las elecciones conducen a la independencia

El Gobierno de China aseguró ayer a los votantes de Taiwan que las elecciones presidenciales que se llevarán a cabo el próximo sábado no conducirán en ningún caso a la independencia de la isla y les reiteró que Pekín "no se quedará de brazos cruzados" si esto llegara a plantearse. A tan sólo tres días de las elecciones presidenciales, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Sun Yuxi, aseguró ayer: "Ni los resultados de las elecciones de Taiwan pueden conducir a la independencia ni en ningún caso pueden cambiar el hecho de que Taiwan es parte de China".

Fuentes cercanas al Gobierno han advertido a Taiwan de que el triunfo del candidato independentista Chen Shui-bian en las elecciones del próximo sábado significaría la guerra, mientras las encuestas le sitúan ahora en primer lugar y a quien sigue muy de cerca otro candidato separatista, James Soong. "Si Chen sale elegido y no abandona la política del Partido Democrático Progresista favorable a la independencia de Taiwan, la guerra será inevitable", manifestó ayer Li Jiuquan, experto del Instituto de Investigación de Taiwan, órgano asesor del Gobierno chino. "El Gobierno de China y su pueblo no se quedarán de brazos cruzados contemplando una situación que conduzca a la separación o a la independencia de Taiwan", aseguró Sun. Éstas fueron prácticamente las mismas palabras que usó el primer ministro chino, Zhu Rongji, en su discurso de apertura del Congreso Nacional del Pueblo la semana pasada y que finaliza hoy. China considera las elecciones presidenciales del sábado como unos comicios "locales". "Las elecciones en Taiwan son elecciones locales y la elección de líderes locales no puede conducir a la separación de Taiwan de China por fuerzas independentistas", prosiguió el portavoz de Exteriores. "Las elecciones no pueden cambiar el hecho de que Taiwan es parte de China", puntualizó Sun, quien exhortó a los taiwaneses a "hacer uso de sus derechos" para demostrar su deseo de reunificación con la madre patria.

Sin embargo, todo parece indicar un aumento de la popularidad de Chen Shui-bian, candidato de la mayor fuerza independentista de la isla, que propone normalizar las relaciones con Pekín y definirlas como vínculos "internacionales". Li reconoció que "existe la posibilidad de que Chen gane", pero advirtió de que "no es posible negociar: entonces tendrá que abandonar la política independentista o afrontar una guerra", según recogía ayer el periódico Hong Kong Standard. Hace unos días, el Diario de Liberación, órgano portavoz del Ejército chino, amenazó con tomar represalias si resultaba vencedor "cierto político con claras tendencias secesionistas", en clara referencia a Chen Shui-bian, a quien las advertencias de Pekín no han hecho más que beneficiar en las encuestas. En los últimos días, y ante la perspectiva de un posible triunfo, el político ha moderado su lenguaje y declarado que si gana no cambiará el nombre de la isla por "República de Taiwan" ni proclamará la independencia.

El lunes, el presidente chino, Jiang Zemin, pidió un calendario claro de negociaciones para la reunificación pacífica de la patria, según el principio de "un país, dos sistemas" y los ocho puntos del programa unificador propuesto por Pekín, que otorga a Taiwan mayor autonomía que a Hong Kong o Macao.

Dentro de su visita por la zona, el secretario de Defensa de Estados Unidos, William Cohen, se reunió ayer en Hanoi con 30 generales vietnamitas y les recomendó establecer relaciones duraderas y estables con China, ya que este país se ha convertido en el mayor reto y fuente de oportunidades para la región asiática. En la segunda jornada de su visita a Vietnam, el responsable del Pentágono insistió en que "nuestro mayor reto y oportunidad lo plantea China" y, en beneficio propio, es necesario que se establezcan "relaciones duraderas, estables y positivas" entre Pekín y Hanoi.

El pequeño dragón asiático de Taiwan, con apenas 22 millones de habitantes, lucha por mantener su poderío económico frente a las amenazas chinas y los riesgos de una economía basada en las exportaciones. La actitud hacia Pekín del presidente que salga elegido en las urnas puede tener repercusiones en la confianza de los inversores y en las perspectivas de una economía basada en las exportaciones, y uno de cuyos principales mercados es, precisamente, China. Desde su separación de Pekín, hace medio siglo, la isla de Formosa ha conquistado un puesto como potencia mercantil e industrial.

Pero las periódicas tensiones con China, que reclama la soberanía de la isla, han aumentado desde la pasada década, con amenazas verbales, lanzamiento de misiles y maniobras militares frente a las costas taiwanesas. Pese a ello, el poderoso pequeño tigre asiático continúa aumentando su poderío y demuestra una gran capacidad para recuperarse incluso de catástrofes naturales, como el terremoto que sufrió en septiembre del año pasado. El seísmo provocó más de 2.000 muertos, incalculables pérdidas materiales e importantes daños a las fábricas.

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