Tàpies enseña 50 años de "experimentos"
El Museo Reina Sofía organiza la mayor retrospectiva con 90 obras del "artista y mago"
El pintor Antoni Tàpies (Barcelona, 1923) dice que su obsesión en el estudio "es seguir con mis experimentos". El Museo Nacional Reina Sofía, de Madrid (Santa Isabel, 52), presentó ayer una retrospectiva con 90 obras, inaugurada por los Reyes, que abarca desde los años cuarenta a telas recientes, hechas con tierra negra. El comisario, Manuel J. Borja-Villel, hace un recorrido circular con la obra del "artista y mago", al situar los precedentes, con una serie de autorretratos, las pinturas matéricas de los cincuenta y sesenta, los objetos y las obras de las últimas décadas donde "pinta el vacío".
Tàpies ha vuelto a ocupar la sala principal del Reina Sofía tras el montaje de Gloria Moure en 1990 con piezas de objetos y de cartón. El director del museo, José Guirao, recordó ayer la muestra de 1980, en el antiguo Museo Español de Arte Contemporáneo, para destacar la presente exposición de un artista "absolutamente joven, de una gran capacidad creativa y un eterno espíritu de innovación". La muestra, con un presupuesto de 60 millones de pesetas, sin incluir el catálogo, está abierta al público hasta el 8 de mayo y patrocinada por la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM). A finales de mayo, se montará en la Haus Der Kunst de Múnich.Manuel J. Borja-Villel, diez años como director de la Fundación Tàpies de Barcelona y actual director del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba), plantea la exposición como un ensayo, tras la experiencia de otros montajes anteriores sobre aspectos concretos de la obra de Tàpies. Ha seleccionado 90 obras entre las 7.000 catalogadas del artista, sin contar la obra gráfica. "Es un artista obsesivo a la hora de producir".
La retrospectiva -o la retroperspectiva como propone el comisario- tiene un recorrido circular, ya que el visitante que entra en la sala A1 se encuentra con las piezas de los años cuarenta y puede seguir el camino por los años cincuenta o por los cuadros más recientes. Borja-Villel dice que ha hecho una aproximación a la obra de Tàpies a partir del diálogo con el artista y el lugar del montaje, ya que en este caso se rompen los esquemas de una evolución lineal y formal. "Se establecen momentos de aprendizaje y otros de conocimiento y de reconocimiento".
El comisario señala que esta complejidad se puede observar en los distintos aspectos del montaje, con una serie de obras pictóricas, donde utiliza pocos colores "aunque van a llamar la atención" algunas telas rojas y azules; la pintura como texto, donde aparecen los símbolos -"pinta como un texto"-, las pinturas objetos -"los pies son materias en forma de pie"- y la voluntad ética en la obra de arte, "como un mago que busca cambiar la sociedad, aunque con cierta ironía y humor al saber que es imposible". También señala otros aspectos de "conocerse y reconocerse", al poner énfasis en las materias, en lo más objetual y en el vacío. Los objetos son siempre cotidianos (un pie, una cama, una caja), donde las experiencias contemplativas tienen sentido, según el budismo zen, donde el nirvana o conciencia superior se confunde con el samsara u orden temporal. Para Tàpies, pintar el vacío, en sentido oriental, es representar un "vacío lleno".
Borja-Villel señala como características de la obra de Tàpies la ambigüedad, en un sentido positivo. "El gran arte burgués es ambiguo. En el caso de Tàpies, la ambigüedad se da entre el objeto y lo pictórico, entre lo pictórico y lo dibujístico, entre el texto y la imagen". Con Fontana, son las figuras clave del arte europeo de la segunda mitad del siglo XX, al trabajar la idea de ambiente y extenderse hacia el espacio. "Primero es un artista y después un mago. Artista como demiurgo, que impone el idealismo, pero en el caso de Tàpies se salva por la ironía, que tiene un carácter existencial y creo que en el fondo no se lo cree".
La exposición arranca con una serie de autorretratos de los años cuarenta, los comienzos de un artista cercano al grupo y a la revista Dau al Set, junto con Tharrats, Cuixart, Ponç, Cirlot y Brossa, hasta su primer viaje a París en 1951. Tàpies, autodidacta, declaró ayer que era el modelo "más barato" y cercano que tenía para realizar ejercicios frente a un espejo para reproducir la realidad visual.
Después de atender a los periodistas, con la cercanía de su esposa, Teresa Barba -un gesto, un café-, Tàpies descansó en una sala de interpretacción que ha montado el museo para consulta de la obra del pintor a través de vídeos, ordenador, libros y revistas. También ha publicado un cuaderno didáctico, con texto de Bosco Gallardo, sobre su forma de pintar con texturas, letras, números y objetos. "Es un mago: pinta lo que no se ve".
Babelia
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