Dos perros, mucha suciedad y colchones en las ventanas
El interior del inmueble incendiado podría pasar por un vertedero. Los vecinos lo definen como un foco de suciedad y mal olor. Afirman que las administraciones lo tenían abandonado y que ha tenido que ocurrir una desgracia de este calibre, en la que cinco indigentes han perdido la vida, para que los responsables políticos, tanto regionales como municipales, se acuerden del edificio.El local incendiado tiene dos plantas y está en un descampado, rodeado por viviendas en bloque. Es un lugar al que la gente no se aproxima. Los vecinos pasan de refilón y miran de reojo para ver lo que se cuece dentro.
Los inquilinos que ocupaban el inmueble trataban de evitar miradas intrusas en sus vidas. Para ello, tenían selladas las ventanas con colchones, trozos de puertas rotas, trapos y otros objetos que recogían por la calle en contenedores.
Para combatir el frío, los ocupantes del inmueble hacían hogueras en el interior del inmueble, según explicó Bartolomé Rodrigo, de 37 años, uno de los seis inquilinos que habitaban en el inmueble, pese a que sus padres viven apenas a unos metros de distancia. "Es que no me llevo bien con mi viejo...", explicaba ayer para justificar el abandono del domicilio paterno, mientras una vecina le susurraba: "Tu padre ha salido de casa. Vete a ver a tu madre para decirle que estás vivo. ¡Lo que estará sufriendo la pobrecilla...!".
Rodrigo no sabe cómo ni dónde se originó el devastador incendio. "Puede que fuera por una fogata que se hicieron -los fallecidos-", aventuró Rodrigo. "O puede que fuera por un cigarrillo", añadió. "Como había mucha basura en el edificio, eso prendió muy rápido", añadió el indigente, que se confesó ex toxicómano.
"La desgracia se veía venir"
Para algunos vecinos, el suceso era previsible y evitable. "Esta desgracia se veía venir. La zona estaba llena de basuras y ahí cualquier chispita hubiera provocado un incendio grande", explicó una vecina del inmueble situado junto al inmueble quemado. "Es una pena... porque, aunque estos chicos vivan en esta situación, también son personas y no se merecen una muerte así", añadió, y se metió en el portal de su casa.
La indignación en el barrio por la presencia de los indigentes y su forma de vida era tan fuerte que más de uno especulaba con la hipótesis de que el incendio hubiera sido provocado por algún vecino airado. Pero no hay ningún indicio que lo avale.
Uno de los inquilinos del inmueble, que, según su compañero Rodrigo, se llamaba Miguel Ángel, pero le apodaban El Cojo, tenía dos perros que los bomberos hallaron muertos cerca de las cinco víctimas.
"El Cojo se buscaba la vida buscando en los contenedores de basura, ahí siempre encontraba algo de comer para sus perros", explicó un amigo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
- Accidentes domésticos
- Marginados
- Marginación
- Rehabilitación médica
- Drogodependencias
- Chabolas
- Servicios sociales
- Incendios
- Infravivienda
- Chabolismo
- Adicciones
- Accidentes
- Madrid
- Tratamiento médico
- Política social
- Pobreza
- Grupos sociales
- Vivienda
- Comunidad de Madrid
- Ayuntamientos
- Sucesos
- Enfermedades
- Urbanismo
- Medicina
- Administración local