Alemania intenta convertir a Irán en un factor de estabilidad en Oriente Próximo
El ministro de Exteriores alemán, Joschka Fischer, comenzó ayer una visita a Irán con la que Berlín se prepara para un posible deshielo de las relaciones con aquel país tras el reforzamiento de las fuerzas reformistas en los comicios de febrero. Fischer es el primer jefe de la diplomacia germana que viaja a Teherán desde que el liberal Hans-Dietrich Genscher lo hiciera en 1991. A medio y largo plazo, los objetivos alemanes son ambiciosos, aunque el Ministerio de Exteriores ha tratado de rebajar las expectativas ante el viaje de Fischer.
El restablecimiento del diálogo con Irán encierra la posibilidad de "involucrar a Irán en la política internacional" y hacer que este país sea "más previsible", señala un texto de documentación preparado por la diplomacia alemana para la visita del ministro. Por su situación geográfica, entre Asia Central y Oriente Próximo, Irán puede ser un "factor de estabilidad", afirma el documento, que considera la estabilización de Irán como una importante aportación a la seguridad en una amplia zona geográfica. En los cálculos del ministro entran desde la situación en Chechenia hasta posibilidades de cooperar en la lucha contra la droga en las fronteras con Afganistán y Pakistán.
Irán puede tener una "función modélica" para toda la región de Oriente Próximo, si hace progresos hacia la "democracia de cuño islámico", señala el documento, según el cual no hay que contar, sin embargo, con "cambios radicales de política".
En opinión de Berlín, Mohamed Jatamí mantiene un rumbo "extremadamente precavido de cambio lento" y desde que llegó al poder no se ha logrado "ninguna mejora concreta de la situación de los derechos humanos", con excepción de las libertades de palabra y opinión. En descargo de Jatamí, en el Ministerio de Exteriores alemán se opina que el dirigente iraní no domina el aparato de Justicia y de Seguridad. Una de las misiones de Fischer es preparar el camino para la visita de Jatamí, que ha sido invitado a Berlín por el canciller alemán, Gerhard Schröder.
Planes atómicos
Entre los temas que Fischer se llevó en su equipaje para tratar discretamente está la preocupación alemana por el programa nuclear de Teherán y las actividades de los servicios secretos iraníes contra refugiados políticos en Alemania. A las actividades de Irán en el campo de la proliferación nuclear dedica un puesto relevante el Bundesnachrichtendienst (BND), el servicio de espionaje alemán, en un informe sobre la proliferación de medios de destrucción masivos y portadores de misiles.
El informe, que ha sido debatido recientemente por el Gobierno, afirma que el programa nuclear de Irán aspira al "dominio de todo el ciclo de combustible, desde el enriquecimiento del uranio al reprocesamiento del combustible". Esto es "una señal de alarma", aunque no se ha podido probar la existencia de un programa de armas nucleares, afirma el BND.
Para realizar sus planes atómicos, cuyo origen está en un programa nuclear que ya existía en tiempos del sah, Irán depende de la ayuda extranjera y sus principales socios son China y Rusia. Irán trabaja conjuntamente con Rusia en la puesta a punto del primer bloque de la central nuclear de Busher. El BND cree que los intentos de comprar un reactor adecuado para la producción de plutonio son un "indicio de un programa de armamento nuclear".
Irán ha cooperado con Corea del Norte en la construcción de misiles de largo alcance y utiliza organizaciones ficticias interpuestas para comprar tecnologías relevantes para programas de armamento, señala el informe.
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