La prensa británica asegura que España, Chile y el Reino Unido pactaron la liberación
Dos importantes diarios del Reino Unido -The Daily Telegraph y The Guardian- informaron ayer de que un pacto político entre los Gobiernos de España, Chile y el Reino Unido, labrado durante varios meses, permitió poner fin al caso Pinochet con la liberación del ex dictador por razones de salud, el pasado jueves 2 de marzo. Los rotativos coinciden en señalar que las conversaciones para hallar una salida diplomática fueron iniciadas a finales de junio de 1999, en la cumbre de Río, celebrada por la Unión Europea con Gobiernos latinoamericanos.
La versión de este pacto ya fue planteada a mediados de enero pasado por The Daily Telegraph, según el cual, en un encuentro personal en Río, el ministro del Foreing Office (Asuntos Exteriores) británico, Robin Cook, habría dicho al ministro español de Asuntos Exteriores, Abel Matutes, lo siguiente al hablar del caso Pinochet: "No dejaré que muera en el Reino Unido". Dicho periódico agregaba que Matutes, a su vez, dijo lo suyo: "No le dejaré venir a España".Este diálogo ha sido reproducido nuevamente ayer por The Guardian, al señalar que dichos contactos en Río fueron el "principio del final de la saga" que terminó el pasado jueves 2 de marzo en Londres. El periódico señala, asimismo, que en un encuentro en Nueva York, en septiembre de 1999, el canciller chileno Juan Gabriel Valdés volvió a insistir ante Cook sobre el caso y le señaló los problemas de salud del ex dictador. Cook, señala el diario, informó al Ministerio del Interior sobre el asunto.
The Daily Telegraph, por su parte, recordó ayer que Cook se reunió en junio con Matutes en Río de Janeiro y que coincidieron en que "la muerte del general en Londres o Madrid era el peor desenlace". El diario señala que "Cook se reunió en septiembre con el ministro Juan Gabriel Valdés en Nueva York", y añade: "La presión para alcanzar una solución se incrementó cuando el general Pinochet sufrió dos ataques menores, el 9 y el 25 de septiembre".
Ambos periódicos presentan en las conversaciones diplomáticas al embajador chileno en Londres, Pablo Cabrera, como un protagonista relevante, un papel que, dicen, en ningún caso quiso desempeñar su predecesor en el cargo, el actual embajador de Chile en Washington, Mario Artaza. "Cabrera se planteó el asunto de forma más pragmática", dice The Guardian. "Pablo Cabrera", dice The Daily Telegraph, "tiene estrechas relaciones con los militares chilenos. Una de sus principales tareas fue la de visitar al general Pinochet y ordenar un examen médico".
Por su parte, The Independent señala que tanto los "partidarios como los detractores de Pinochet están ahora convencidos de que la liberación fue el resultado de plan conjunto entre el Reino Unido, España y Chile para quitarse una "patata caliente". El diario recuerda que el ministro Valdés "planteó el problema de la salud del general Pinochet ante el Foreing Office en septiembre".
Otro detalle -ya conocido- que subraya el citado periódico es que el ministro del Interior, Jack Straw, solicitó en agosto pasado un informe al abogado contratado por el Home Office (Ministerio del Interior) para este caso, Jonathan Sumption, sobre las distintas posibilidades abiertas para liberar a Pinochet por razones médicas. Sumption -cosa que también es pública- "trazó los diferentes caminos y subrayó los amplios poderes discrecionales para rechazar la extradición".
La información de los diarios británicos fue desmentida ayer tanto por el Gobierno británico como por los Ejecutivos de España y Chile. Desde Córdoba, el presidente del Gobierno, José María Aznar, señaló que no acepta que haya existido ninguna posibilidad de pacto o acuerdo, tácito o no, entre su Ejecutivo y los de Bélgica, Reino Unido o Chile para no tramitar finalmente ningún recurso contra la libertad de Pinochet, informa Javier Casqueiro. En Madrid, el portavoz del Ejecutivo, Josep Piqué, reiteró que el Gobierno español se ha limitado a cumplir "escrupulosamente" su compromiso de respetar la decisión del ministro británico Jack Straw.
Un portavoz del ministerio británico del Interior consideró "absurda" la información sobre un supuesto pacto secreto entre el Reino Unido, España y Chile. "La decisión ha sido únicamente del ministro Straw, que ha actuado de acuerdo con sus capacidades y basándose en los informes médicos realizados al senador vitalicio", indicó a Europa Press. Por su parte, el Foreing Office señaló que el ministro Cook no ha podido negociar nada con Matutes, ya que la decisión en este caso le correspondía únicamente al ministro Straw.
En Chile, el ex canciller José Miguel Insulza, y actual secretario general de la presidencia, descartó cualquier pacto. "Aquí no ha habido nada secreto", declaró a una emisora de radio.
Insulza admitió que a lo largo de los meses ha habido intensas conversaciones entre las tres cancillerías, pero que el asunto al final quedó en manos del ministro Jack Straw.
En el Ministerio español de Asuntos Exteriores, un portavoz indicó que la información publicada por los dos diarios británico carecía de la más mínima base y se limitó a recordar las tensiones diplomáticas registradas con el Gobierno de Eduardo Frei antes, durante y después de la cumbre de Río. La actitud del canciller chileno, Juan Gabriel Valdés, respecto al Gobierno español en este caso ha dejado un amargo recuerdo en el Palacio de Santa Cruz.
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