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El Papa elige como nuncio en España al arzobispo portugués Monteiro de Castro

El nuevo embajador vaticano fue representante pontificio en El Salvador en plena guerra

El arzobispo portugués Manuel Monteiro de Castro, de 62 años, fue nombrado ayer nuevo nuncio del Vaticano en España, en sustitución del arzobispo húngaro Lajos Kada, que se jubiló el pasado 15 de enero al cumplir los 75 años. Monteiro de Castro ejercía desde 1998 la representación pontificia en Suráfrica, Namibia, Suazilandia y Leshoto. Expertos vaticanos consideraban ayer un salto cualitativo de especial relevancia en la carrera diplomática de Monteiro de Castro, su llegada a la Nunciatura española, que reviste por la tradición del país, una posición de considerable rango.

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Nacido en la localidad de Santa Eufemia, en la archidiócesis de Braga (Portugal), el 29 de marzo de 1938, Monteiro fue ordenado sacerdote el 9 de julio de 1961. Seis años después entró en el servicio diplomático de la Santa Sede, etapa en la que mantuvo un estrecho contacto con el actual número dos de la Secretaría de Estado vaticana, Giovanni Battista Re, al que todavía le une una estrecha amistad. Re, de 66 años, sustituto del cardenal Angelo Sodano en los asuntos generales de la Secretaría, es en estos momentos uno de los personajes de la Curia romana más influyentes por su proximidad al Papa, Juan Pablo II, con el que despacha a diario.

La carrera ascendente de Monteiro de Castro lo llevó a prestar servicio en la propia Secretaría de Estado durante seis meses, en el año 1981. Anteriormente había desempeñado funciones de diplomático en las nunciaturas de países tan dispares como Panamá, Guatemala, Vietnam, Australia, México y Bélgica. Cuatro años más tarde, en 1985, fue nombrado arzobispo titular de Benevento y poco después pronuncio del Papa en Trinidad y Tobago.

La tarea más difícil de las desempeñadas por el nuevo Nuncio en España a lo largo de su carrera diplomática al servicio de la Santa Sede fue la desarrollada en El Salvador y Honduras cuando se hizo cargo de la Nunciatura Apostólica en ambos países en agosto de 1990.

Monteiro de Castro llegó a San Salvador en plena ofensiva de la guerrilla salvadoreña que había provocado a su vez una brutal represión. Todavía estaba caliente el recuerdo del asesinato a sangre fría del rector de la Universidad Centroamericana, Ignacio Ellacuría y otros cinco religiosos jesuitas españoles a manos de los militares salvadoreños, en noviembre de 1989.

En el terrible acto de represalia cayeron asesinadas también las dos empleadas domésticas que se hallaban presentes en la universidad cuando los asesinos perpetraron la matanza. Pasarían aún dos interminables años hasta que la guerra civil pudiera darse por concluida en 1992, aunque no la violencia propiamente dicha. Monteiro De Castro como representante de la Santa Sede, preocupada por mantener una actitud escrupulosamente neutral en aquella contienda, hubo de adecuarse a un perfil de discreción absoluta.

Después de aquella difícil etapa, el nuncio portugués (el único de esta nacionalidad entre los representantes pontificios del Vaticano) fue enviado a África del Sur donde apenas ha permanecido dos años.

En declaraciones a la cadena COPE, Monteiro de Castro reconoció que ha recibido con cierta sorpresa su nombramiento. "Yo llevaba dos años en Suráfrica y no soñaba con venir a España, pero voy con mucho gusto, y haré todo de mi parte para estar al servicio de la buena gente de España. Voy con mucho gusto y con los mejores deseos de dar todo lo que tengo para cumplir mi misión de servicio", dijo.

Licenciado en Derecho Canónico, Monteiro de Castro habla italiano, español, inglés y francés, además del portugués. Su conocimiento de España es, según los analistas, muy superior al que poseía el anterior nuncio Lajos Kada, que no llegó a familiarizarse nunca con el país ni a sentirse completamente cómodo en suelo hispano.

Según dijo ayer, el nuevo Nuncio considera que "España ha tenido un papel único en el mundo" en la difusión "de los mejores valores que puede crear una sociedad donde todos se quieren y donde todos trabajan juntos". "He tenido la oportunidad de residir en muchos países de habla española y he visto lo importante que son los valores que España ha llevado a estos pueblos y lo importante que es todavía hoy en estos pueblos lo que pasa en España, lo que se escribe y lo que se publica en sus medios de comunicación", añadió.

A Monteiro de Castro le espera una compleja etapa de cambios en el episcopado español por razones de cambio generacional y, en concreto, en el vasco, tras la dimisión del arzobispo de San Sebastián, José María Setién. Su llegada a España coincide además con un recrudecimiento de la violencia terrorista tras la ruptura de la tregua de ETA.

En todo caso, la misión tradicionalmente ejercida por los Nuncios vaticanos de enlace entre el país de destino y la Santa Sede ha quedado un tanto devaluada en un mundo de fáciles comunicaciones en el que son continuos los desplazamientos de los presidentes de las conferencias episcopales respectivas a Roma especialmente cuando se producen situaciones difíciles. En el caso español se da la circunstancia, además, de que las relaciones entre la Santa Sede y el presidente de la Conferencia Episcopal española, cardenal Antonio María Rouco Varela son excelentes.

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