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14,5 millones para los padres de una joven muerta al infectarse en un hospital

Rosario Barbero Mendoza, de 22 años, entró en el hospital La Paz en febrero de 1997 para ser operada de "un soplo en el corazón", y una bacteria hospitalaria "resistente" a los antibióticos acabó con su vida 10 meses después, en el mismo lugar donde, según todos los indicios, la contrajo: el quirófano. Tras 11 operaciones, el nocivo germen perforó una y otra vez su arteria aorta hasta que la mató. El hospital La Paz, dependiente del Insalud, ha asumido su culpa y acaba de pagar 14,5 millones a la familia de la muchacha.

El Insalud ha preferido indemnizar a la familia de Rosario y eludir así el juicio "por responsabilidad patrimonial" al que se veía abocado. La causa de las continuas roturas aórticas fue una bacteria, el Estafilococo aureus meticilin resistente, adquirida en el hospital, según especifica el parte médico. La joven entró en el hospital el 10 de febrero de 1997 para ser intervenida de un soplo en el corazón y, tras múltiples altas, ingresos por urgencia e intervenciones quirúrgicas, falleció en diciembre de ese año en la mesa de operaciones.A Rosario se le diagnosticó un soplo cardiaco en 1967, cuando sólo tenía dos años. En enero de 1997, los médicos le aconsejaron pasar por el quirófano. El 10 de febrero fue intervenida de esa dolencia y seis días después recibió el alta y se marchó a casa, según describe el abogado de la familia, Hermenegildo Pérez Bolaños, en la demanda judicial, anulada ahora tras el acuerdo entre la familia y el Insalud.

Odisea sanitaria

Acababa de empezar el calvario de Rosario. El 22 de febrero, 12 días después de la intervención, la joven acudió a su médico de cabecera con dolor en el pecho y fiebre alta. Fue remitida a La Paz, donde quedó ingresada. Aunque seis días más tarde recibió el alta, el 21 de marzo tuvo que acudir de nuevo al médico: sentía decaimiento físico y molestias en el pecho. La atendieron y de nuevo le dieron el alta.

Como su mal persistía -fiebre alta y dificultades para respirar-, la joven se presentó de nuevo en las urgencias de La Paz el 23 de marzo. "Entonces no le mandaron nada y la enviaron de nuevo a casa", según la demanda. La misma situación se reprodujo los días 25 y 26 de marzo en las urgencias de La Paz. El 27 de marzo (Jueves Santo) acudió de nuevo a las urgencias de La Paz, pero esta vez con un bulto que sobresalía de la cicatriz que tenía en el pecho debido a la primera operación. Junto al bulto, la fiebre crecía y su respiración languidecía. Los médicos le prescribieron nuevos fármacos y volvieron a darle el alta. No sería la última vez. Al día siguiente, Rosario acudió de nuevo a las urgencias. Las peticiones familiares para que la hospitalizaran tampoco dieron resultado esta vez.

La situación varió el 31 de marzo. Esta vez, los médicos firmaron su ingreso tras ver que la chica sangraba por el bulto de la cicatriz y que la fibre no remitía. En la madrugada del 2 de abril, ya hospitalizada, Rosario sufrió una parada cardiaca debido a la rotura de su arteria aorta. El anestesista la llevó al quirófano y logró mantenerla con vida, según la familia, durante siete hora, hasta que llegó el cirujano al hospital. Desde esa fecha, 2 de abril, hasta el 21 de abril, la chica fue operada en nueve ocasiones por rotura de la aorta: una vez se rompía por un sitio, y otra, por otro. La fatal bacteria se había apoderado ya por completo de la chica, que acabó entrando en coma.

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La joven estuvo así hasta el 15 de diciembre, fecha en que los médicos observaron que había reaparecido en la cicatriz de Rosario un bulto. En vista de ello, decidieron volver a operarla. Fue la décimoprimera y última intervención: murió en el quirófano.

Tras su muerte, la familia y el novio de Rosario presentaron una denuncia en los juzgados de la plaza de Castilla. El juez instructor reclamó el historial médico completo a La Paz, pero terminó sobreseyendo el caso al constatar que la muerte de Rosario no se debía a una negligencia penal.

Los padres y el novio de Rosario apelaron entonces a los juzgados de lo contencioso-administrativo para exigir una indemnización "por responsabilidad patrimonial". Aunque no se había producido negligencia penal, entendían que había una responsabilidad por parte del Insalud, dado que la paciente adquirió la fatídica bacteria en el hospital.

La familia amparó su sospecha en el informe clínico, que, entre otras cosas, indica: "La paciente cumplió un ciclo completo de antibióticos para el germen [la bacteria] que continuamente se cultivó en piezas quirúrgicas".

El abogado Pérez Bolaños fundamentó la demanda en el artículo 106.2 de la Constitución, que dispone: "Los particulares (...) tendrán derecho a ser indemnizados por toda lesión que sufran en cualesquiera de sus bienes y derechos, salvo en los casos de fuerza mayor, siempre que la lesión sea consecuencia del funcionamiento de los servicios públicos". El letrado sostenía que, en este caso, ha existido "un daño real y efectivo" y que existe una "relación de causalidad entre el daño producido y el funcionamiento" del Insalud.

"Por desidia"

"La muerte de Rosario", según Pérez Bolaños, "pudo y debió evitarse por los servicios médicos de La Paz" si no hubiese mediado "desidia". El letrado lamenta "las múltiples asistencias de Rosario a urgencias, en las que no se le hizo ningún caso, originando con ello la rotura de la aorta, la mutiplicidad de operaciones de aorta realizadas, todas ellas, mal realizadas.... Sólo una de las diez operaciones", apostilla, "se realizó medianamente bien".

A la vista de esta demanda, el Insalud ha preferido negociar con la familia y pagar una indemnización para eludir el juicio. Y así lo ha hecho, a través de la compañía aseguradora Mapfre Industrial. Mediante este acuerdo, la familia renuncia "expresamente a cualquier derecho o acción que pudiera corresponderle frente al Insalud, sus dependientes o aseguradores". También se compromete a "desistir del recurso de apelación planteado" ante la Audiencia de Madrid sobre el sobreseimiento penal del caso.

Contagios en la mesa de operaciones

El pago por parte del Insalud de 14,5 millones de pesetas a la familia de la fallecida Rosario Barbero Mendoza coincide con la publicación, la semana pasada, de un informe relativo al Reino Unido que revela que las infecciones hospitalarias causan unas 5.000 muertes anuales en ese país.El citado informe, encargado por el propio Gobierno británico, señala también que otras 15.000 personas de ese país acaban falleciendo semanas después de recibir el alta, debido a infecciones contraídas durante su estancia en el hospital. La falta de higiene en los centros médicos y la escasez endémica de fondos, que obliga a instalar a demasiados pacientes vulnerables a las infecciones en una misma sala, han favorecido la propagación de bacterias cada vez más difíciles de combatir con antibióticos, pues llega un momento en que estos microorganismos se vuelven resistentes a los medicamentos convencionales, según el citado informe.

En España no hay datos oficiales sobre el número de pacientes que han podido fallecer por infecciones contraídas en los hospitales, según ha explicado a este periódico un portavoz del Ministerio de Sanidad español (véase EL PAÍS del pasado 18 de febrero).

No obstante, un estudio de prevalencia de infecciones nosocomiales en España, elaborado en 1997 por la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene Hospitalaria, indica que estamos en un 6,9% de prevalencia (número de casos respecto a los pacientes tratados en hospital).

El informe se realizó en 214 hospitales y sobre 51.000 internos. Según Sanidad, el 65% de las infecciones se produce en el quirófano o en el posoperatorio.

La mayor y más reciente alarma epidemiológica la dio en España el hongo aspergilus, que sólo en 1999 causó cinco muertos, en Madrid y Barakaldo, y obligó a cerrar quirófanos en Zaragoza y Vigo.

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