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Tribuna:ELECCIONES 2000 / PATÉ DE CAMPAÑA
Tribuna
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El tractor de Rosa Pruna AGUSTÍ FANCELLI

Digo yo que si las mamás pueden ir a buscar a sus retoños al colegio de la parte alta de la ciudad pilotando potentes todoterrenos -mamamóviles, los bautizó en su día Manuel Vázquez Montalbán-, a ver por qué Rosa Pruna, con un nombre tan vegetal como gasta, no podría montarse en un tractor agrícola y darse un garbeo por el centro de Barcelona. Puede, vaya si puede. Lo hizo ayer mismo: en un TN 65 New Holland de 160 caballos y 16 marchas, partió del Moll de Barcelona, subió por La Rambla y se perdió por el laberinto de las rondas, no sin efectuar oportunas paradas para repartir flores y anunciar la buena nueva de su candidatura al Senado por Convergència i Unió. Cada una es muy libre de entender el ruralismo según le parezca más conveniente. Si para las citadas mamás la esencia del concepto se halla en el tortuoso camino sin asfaltar que hay que recorrer hasta llegar al mas ampurdanés donde pasar el fin de semana y para Isabel Tocino está en un modelito de Laura Ashley con el que camuflarse de pastorcilla y dar el pego entre los cultivos, para la fadrina Pruna es algo de mayor entidad. Pruna, madre de cuatro hijos, es empresaria ganadera en Les Franqueses del Vallès (Vallès Oriental). Durante 14 años ha presidido la Asociación de Familias y Mujeres del Medio Rural y en la actualidad lidera el Comité de Organizaciones Profesionales Agrarias (COPA) de la UE, un organismo consultivo que opera entre la Comisión y el Parlamento de Estrasburgo. O sea que poca broma: esta mujer sabe de qué va el campo.El campo tal vez sí, pero el New Holland un poco menos. De hecho se trata de una máquina nueva de trinca, diseñada para el sector de la fruta, que no es la especialidad de Pruna, por más que su apellido pueda inducir a confusión: ella, cuando va de civil, se dedica a la ternera. El día antes de su tractorada particular estuvo practicando con el bello artefacto, pero al arrancar le quedaban algunas dudas sobre dónde se hallaban el freno de mano y el mando de los intermitentes. Nada grave: un copiloto experto se encargaba de solucionar los lapsus de Rosa. Todo fue la mar de bien: la candidata subía por La Rambla a menos de 10 kilómetros por hora -doy fe, les seguía de cerca- y de vez en cuando paraba para repartir flores a los viandantes. No vean qué contentos estaban los taxistas y los conductores de autobús que a esa hora intentaban hacer su trabajo en la zona. Mas, ¡ah, amigos!, el ruralismo es hoy un valor en alza. Y si encima lo encarna una mujer simpática y enérgica a los mandos de un New Holland, el asunto ya va para nota. De manera que mucho cuidado con impacientarse y ponerse a tocar el claxon como unos posesos. Sería un imperdonable síntoma de machismo y antiecologismo sumados. O sea que a formar en fila india y a esperar que la candidata Pruna acabe de explicar la alta misión que piensa llevar a cabo en el Senado.

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