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El Papa pide respeto a la libertad religiosa como base para la paz en Nigeria

Los graves sucesos de Nigeria, donde los enfrentamientos entre cristianos y musulmanes se han cobrado más de 400 muertos, enturbiaron ayer el encuentro entusiasta entre los católicos egipcios y el Papa, que celebró su primer acto de masas en el estadio de deportes de El Cairo. Juan Pablo II, que criticó nada más pisar Egipto la "terrible contradicción" que representan las guerras de religión, volvió ayer a referirse al tema, deplorando la violencia en Nigeria.

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El Papa se ocupó ampliamente ayer de uno de los temas centrales de su Pontificado: la búsqueda de la unidad de los cristianos. En este sentido, Juan Pablo II propuso a los jefes de las distintas iglesias cristianas, en el acto ecuménico que celebró ayer en El Cairo, reformar juntos el papel del Obispo de Roma. "Pido al Espíritu Santo que ilumine a todos los pastores y teólogos de nuestras Iglesias, para que podamos buscar juntos la forma en que este ministerio pueda realizar un servicio de amor reconocido por unos y otros". En primera fila le escuchaba el Papa copto, Shenouda III, líder de la principal comunidad cristiana del país.Ayer por la mañana, el Papa fue acogido con delirio por las 20.000 personas que llenaban el estadio cairota, fuertemente vigilado por la policía. Era el primer encuentro con su líder espiritual para esta minoría católica -apenas 200.000 personas en un país de 65 millones de habitan-tes-, una religión que ha sobrevivido en Egipto desperdigada en siete ritos diferentes -copto, latino, maronita, griego, armenio, sirio y caldeo-, testimonio de las viejas raíces y de la complejidad histórica y social del país. Juan Pablo II había incluido en su discurso un llamamiento a todos los ciudadanos egipcios "para que participen activamente, con espíritu de solidaridad, en la consolidación de la paz entre las comunidades". "Es justo", leyó el Pontífice en francés, "que todos, cristianos y musulmanes, en el respeto de las diversas opiniones religiosas, pongan sus capacidades al servicio de la colectividad".

Las noticias llegadas de Nigeria, un país también de mayoría musulmana, aunque con una fuerte presencia católica, que el Papa visitó hace dos años, obligaron al Pontífice a incluir un párrafo especial al final de la homilía en el que condenaba la violencia y proponía de nuevo, la hermandad y el respeto a la libertad religiosa como único camino de progreso para el país africano.

El Papa dedicó la jornada de ayer, segunda de este 90º viaje internacional, el primero que le trae a Egipto, a estrechar lazos con los cristianos coptos, la comunidad que han mantenido, desde la escisión con la Iglesia de Roma, en el año 451, la llama viva de una fe que no renuncia a su espacio en los países de cultura árabe. Tanto en la misa de la mañana como en el encuentro ecuménico que celebró por la tarde con los obispos y dignatarios de las Iglesias y de las comunidades eclesiásticas de Egipto, Juan Pablo II subrayó la necesidad de que se imponga un clima de diálogo para "encontrar las soluciones a los problemas que obstaculizan todavía la plena comunión", entre los cristianos.

Reconocimiento

Las relaciones entre los católicos coptos y los ortodoxos son razonablemente buenas. Juan Pablo II tuvo palabras de reconocimiento para los mártires de la Iglesia copta, que en Egipto, dijo, "ha afrontado graves sacrificios y continúa afrontándolos". Fue ésta la única mención a las dificultades en la que se desarrolla la vida de las comunidades y de los religiosos coptos en algunas zonas de Egipto, acosados por bandas de musulmanes fanáticos. No son los cristianos, no obstante, los únicos enemigos de los fundamentalistas violentos que en noviembre de 1997 asestaron un golpe mortal a la economía egipcia, al asesinar a 57 turistas en el templo de Luxor. Desde entonces, y pese a la dura represión contra los terroristas, el turismo no se ha recuperado totalmente. El Papa concluirá hoy su peregrinaje a Egipto, donde, según la Biblia, Dios reveló su nombre a Moisés y le entregó las Tablas de la Ley, con una visita al monte Sinaí.

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