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El ex alcalde de Sant Pere de Torelló dejó una deuda de 737 millones

Miquel Noguer

El anterior equipo de gobierno de Sant Pere de Torelló (Osona), encabezado por Ramon Vaqué, dejó tras sí una deuda de más de 737 millones de pesetas, el triple del presupuesto ordinario anual de la población. Así lo ha confirmado una auditoría de la Diputación de Barcelona que ayer se presentó ante unos 300 vecinos en medio de gran expectación. El actual alcalde, Jordi Fàbrega, de un grupo independiente asociado a Iniciativa per Catalunya, ha calificado la auditoría de "desoladora".

Fàbrega reconoció estar "asustado" por el descubrimiento de los auditores y ha pedido la intervención de la Generalitat y la Diputación para salvar el municipio. Recordó que la deuda por habitante asciende a 330.000 pesetas, lo que calificó de "muy grave". La auditoría refleja que durante los dos mandatos en que Vaqué fue alcalde el endeudamiento bancario se triplicó, pasando de los 110 millones de 1992 a los 332 actuales. Para saldar los préstamos bancarios, la población tendrá que pagar cada año 50 millones hasta el 2007. Otra de las deudas que tiene el actual consistorio se deriva de la construcción de 71 casas de protección oficial edificadas en la finca La Riera. La aportación municipal para cada una de estas casas ascendió a 2,5 millones de pesetas, con una inversión global de más de 177 millones que el Ayuntamiento aún no ha recuperado.

Fue precisamente la construcción de estas viviendas lo que acabó con el mandato de Ramon Vaqué el año pasado. La Audiencia de Barcelona lo condenó a un año de prisión y siete de inhabilitación, y a pagar una multa de 67 millones por fraude público. Éste consistió en una operación de compra de terrenos por los que el Ayuntamiento pagó 147 millones a pesar de que su valor real en el mercado era de 80. El propietario de estos terrenos era Joan Vilaró, cuñado del ex consejero de Política Territorial y Obras Públicas Josep Maria Cullell. La operación fraudulenta llegó a salpicar al propio consejero, quien dejó el cargo en octubre de 1994.

La central térmica que Vaqué construyó durante su mandato es otra de las fuentes de endeudamiento de la población. Según la auditoría de la Diputación de Barcelona, cada año pierde alrededor de 22 millones. La central térmica está diseñada para quemar las sobras de la industria maderera de la zona y producir energía eléctrica. Nunca ha funcionado correctamente y en la actualidad lo hace bajo mínimos. La central suministra a todos los vecinos agua caliente pagando una simbólica cuota. Ésta fue la principal arma electoral de Vaqué, que ganó dos elecciones por mayoría absoluta.

"Caso único"

Los auditores de la Diputación de Barcelona creen que la deuda de 737 millones podría verse ampliada en un 10% una vez acabadas de ordenar las cuentas municipales. Reconocen que Sant Pere es un "caso único", pues ninguna otra población catalana ha llegado a cotas tan elevadas de endeudamiento, y han elaborado un estricto plan para sanear la economía del pueblo. El estudio recomienda al actual consistorio que paralice todas las inversiones y que reduzca al máximo los gastos. El equipo de gobierno ha avanzado que no frenará todas las inversiones, pero intentará no seguir alimentando la deuda municipal.

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La etapa de Ramon Vaqué en la alcaldía de Sant Pere de Torelló estuvo marcada por los escándalos y la división vecinal. Su política, extremadamente populista, hizo que la población, con poco más de 2.000 habitantes, tenga una piscina cubierta municipal, un pabellón polideportivo y una gasolinera pública, aparte de la central térmica. Para conseguir que la Administración permitiera al Ayuntamiento seguir aumentando su deuda, Vaqué no dudó en inflar los presupuestos municipales, según ha denunciado reiteradamente el actual equipo de gobierno.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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