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El Sinn Fein y los unionistas se niegan a hacer concesiones para salvar el proceso de paz

Tony Blair y Bertie Ahern, primeros ministros del Reino Unido e Irlanda, respectivamente, apenas avanzaron ayer en sus conversaciones para resolver la crisis del proceso de paz del Ulster, provocada tras la suspensión de las instituciones autonómicas norirlandesas y la retirada del Ejército Repúblicano Irlandés (IRA) de las negociaciones del desarme. El progreso fue nulo ante el atrincheramiento de las posiciones de los principales partidos, el Unionista del Ulster y el Sinn Fein, sobre el calendario en la aplicación de los compromisos adquiridos en 1998.

Sus respectivos líderes, el unionista David Trimble y el republicano Gerry Adams, se sumaron, junto a los nacionalistas John Hume y Seamus Mallo, a la serie de encuentros celebrados ayer por la tarde en Downing Street.Blair restó importancia al propósito de la ronda de conversaciones, cuyo único resultado fue, dijo, "asegurar el compromiso de todos los partidos" en la búsqueda de una salida a la presente crisis. "Veníamos a discutir los parámetros del problema y cómo resolverlo", señaló tras reunirse con su homólogo irlandés y los líderes norirlandeses. La resolución pasa, dijo Ahern, por la "aplicación completa" del Acuerdo de Viernes Santo de 1998. "Todos estamos convencidos de que no hay otra alternativa razonable. La aplicación de los elementos restantes del Acuerdo debe continuar y todos los partidos han señalado que quieren ver este trabajo ejecutado rápidamente".

Ambos Gobiernos se resisten a perder la esperanza y confían en encarrilar un proceso que pasa de crisis en crisis. "Hemos superado otros baches y no veo razón para fracasar esta vez", señaló Blair. "Pero", continuó su homólogo irlandés, "necesitamos la ayuda de la gente, que aporte claridad".

Con su encuentro en Downing Street, ambos primeros ministros demostraron una férrea determinación por evitar una escisión entre Londres y Dublín que condujo, en etapas anteriores, a la explosión del proceso de paz. Presentaron, por tanto, un frente común a pesar de las serias diferencias en la estrategia para superar las dificultades. "No quiero subestimar la crisis presente", advirtió Blair. Pero sin perspectivas de un acuerdo inmediato sobre una fórmula que reactive el proyecto político, la única válvula de escape se centra en la continuidad del diálogo. No sólo entre ambos Gobiernos sino entre los principales partidos.

El Ejecutivo irlandés defiende la reinstauración "lo antes posible" de las instituciones autonómicas de Irlanda del Norte sin proceder a una prolongada revisión del acuerdo político de 1998. Esta posición coincide con la línea adoptada por el Sinn Fein, cuyo presidente, Gerry Adams, reiteró ayer al señalar que "no puede haber una revisión en base a una suspensión unilateral", en referencia a la decisión del ministro británico para Irlanda del Norte, Peter Mandelson, de suspender el Gobierno autónomo y la Asamblea de Belfast el pasado viernes.

El Sinn Fein responsabiliza a Mandelson de la "peor crisis", según palabras de Adams, que atraviesa el proceso de paz, y podría boicotear la revisión del Acuerdo, la segunda desde el pasado noviembre, que propone no sólo Londres sino también el líder unionista, David Trimble. "Tenemos la oportunidad", señaló ayer el primer ministro del suspendido autogobierno, "de establecer los criterios de una revisión coherente que es necesaria para resolver la situación".

"Vacío político"

La persecución de esta vía, sin antes restaurar las instituciones, dio pie a Adams a denunciar que el acuerdo político "ha sido tirado al basurero". "Estamos al borde de un vacío político", advirtió el líder republicano tras indicar, antes del encuentro en Downing Street, que el Sinn Fein "no tiene espacio para hacer nada en esta situación".

La suspensión de las instituciones ha fortalecido la posición de Trimble dentro de su partido, y ha afianzado el apoyo de Londres a sus demandas de desarme. Sin un avance visible en la serie de contactos celebrados ayer, el líder unionista volcó toda responsabilidad de la actual crisis al Sinn Fein. "El movimiento republicano debe aportar propuestas que nos permitan resolver los problemas. La responsabilidad recae en ellos, la pelota está su campo", dijo al salir de Downing Street.

Ante el ambiente de recriminaciones mutuas, ambos Gobiernos tuvieron espacio mínimo para retomar la inciativa. Ahern confía en que la retirada del IRA de las negociaciones, anunciada la tarde del martes, sea una táctica temporal contra la suspensión de las instituciones. Presiona al Sinn Fein para que logre su revocación y, posiblemente, su mejora en circunstancias diferentes.

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