"Ha de pagar más quien más tiene" Rafael Porlán, profesor universitario

Su estudio, en una zona céntrica de Madrid, acoge esa luz especial que Carmen Pagés trasmite con los pinceles. Todo lo contrario a lo que para ella representan los impuestos. Oscuridad y tedio frente a una pintura transparente y lúdica.No entiende el lenguaje de los impresos y se queja de que "cada poco los cambian". Recuerda que en una ocasión fue requerida porque le faltaba un justificante. "Me mandaron una carta amenazante", explica, "en la que me daban un plazo de 15 días y, si no cumplía, aseguraban que me impondrían una multa; todo por un papel que había perdido".

Pese a todo, Carmen entiende que hay que pagar impuestos. "El problema es cómo los distribuyen", explica, ya que "está muy bien hacer carreteras, pero la educación debería ser una prioridad". Tampoco hay que penalizar el trabajo bien hecho "mientras se fomenta la especulación".

José Cófreces, copropietario de una pequeña empresa de la construcción en Valladolid, tiene una relación "agobiante" con los impuestos. Cobra el IVA por las obras que hace y lo ingresa en Hacienda, hace los pagos del impuesto de sociedades, descuenta las retenciones del IRPF de sus 13 empleados y contribuye con los tributos municipales.Éstas son las obligaciones normales para cualquier empresa, pero suponen un mayor coste relativo en tiempo y dinero cuando su tamaño es pequeño. "Recaudo para el Estado y no recibo nada por ello", afirma. "Además, si no consigo cobrar el IVA por una obra, el responsable ante Hacienda soy yo".

"Hay que pagar impuestos", añade, "pero nosotros vamos de peleles y pringados, porque el sacrificio que yo hago se lo llevan los sueldos de los políticos, los jueces o los médicos, que tienen más capacidad de presión que los albañiles".