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La feria cierra su mejor edición con euforia en las ventas y un ligero aumento de público Los galeristas destacan la entrada en el mercado español del coleccionismo internacional

Euforia. Éste era el sentimiento más compartido por los galeristas que han participado en Arco. Las previsiones iniciales se han cumplido y las ventas han igualado, y en muchas ocasiones superado, las realizadas en la edición anterior, que ya fue muy buena. No hay cifras exactas, pero sí muchas coincidencias en las sonrisas. "No creo que haya habido ninguna edición tan espectacular en el tema de ventas como ésta", afirmó ayer Fermín Lucas, director general de Ifema, en la clausura de esta 19ª edición de la feria, que ha tenido unos 170.000 visitantes, un 2,5% más que el año pasado.

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Ha sido la edición de los puntos rojos. Ni los mismos galeristas parecían creérselo. Algunos miraban atónitos cómo los coleccionistas se peleaban para conseguir una obra y otros fueron renovando su stand a lo largo de los días de feria porque habían vendido las obras que habían presentado inicialmente. Además de la buena marcha de las ventas, ha habido coincidencia en destacar otros dos factores: la entrada del coleccionismo internacional, que en esta edición no se ha limitado a observar sino que se ha lanzado a las compras; y la contención de los precios de las obras, que se han mantenido en los mismos niveles que la pasada edición. "Se han podido ver obras muy buenas y a precios razonables", afirmaba ayer la coleccionista Lola Mitjans. En este sentido, los galeristas están intentando controlar los precios para frenar el paso a posibles especuladores, que fueron los que desequilibraron el mercado en el anterior boom de finales de los años ochenta. "Lo más interesante es que los coleccionistas internacionales ya tienen confianza en la feria y en los galeristas españoles, por lo que en esta edición han comprado mucho más", señalaba el galerista valenciano Luis Adelantado. Según datos de la feria, este año han asistido unos 400 coleccionistas internacionales.

La falta de datos económicos globales impide hablar de cifras. "Ninguna feria facilita esta información", insistió de nuevo Rosina Gómez-Baeza, directora de Arco, que recordó que "las únicas cifras que existen son las de las subastas". El caso de la casa de subastas Christie's es, en este sentido, bastante ejemplar. Hace dos años decidió reformar la división de sus departamentos para otorgar mayor relevancia al arte contemporáneo, que en su clasificación se inicia ahora a mediados de los años sesenta. El resto del siglo, desde las primeras vanguardias al pop art, se enmarca en el departamento de arte del siglo XX, que su competidora Sotheby's hace llegar hasta nuestros días. "El cambio se hizo para adaptarnos a los nuevos intereses de los coleccionistas. Si se juntaba todo el siglo, las obras de los artistas vivos quedaban relegadas frente a los grandes nombres históricos", explica Fernando Mignoni, responsable del departamento de arte contemporáneo de Christie's España. Prueba de este interés mayor por el arte contemporáneo es que en las últimas subastas de este departamento realizadas a finales del pasado año en Nueva York y Londres se recaudaron 17 millones de dólares, cinco millones más que el año anterior. El artista más cotizado es Gerhard Richter, seguido de Jeff Koons, Charles Ray, Damien Hirst, Kiefer, y, a cierta distancia, Barceló y Cindy Sherman. Con todo, no hay que olvidar que las subastas funcionan en un mercado secundario en el que los criterios de valoración no tienen nada que ver con el trabajo de seguimiento, apuesta y promoción que hacen las galerías, cuyo riesgo e interés por el arte vivo es mucho mayor. Lo que sí comparten en ocasiones es al coleccionista que, según ambas fuentes, ha sufrido una cierta renovación generacional que ha motivado lógicamente un cambio en los gustos.

Entre las ventas que se han dado a conocer a lo largo de la feria, las más espectaculares estaban protagonizadas por Picasso, Miró, Tàpies, Barceló, Kiefer o Chillida -de los que se han vendido obras con precios superiores a los 15 millones de pesetas-, si bien el grueso de adquisiciones se centró en creadores más jóvenes cuya cotización es menor.

Tenía cierta lógica que en el último día de una feria marcada por el éxito de ventas visitara sus instalaciones Rodrigo Rato, ministro de Economía y Hacienda. Pero pocas esperanzas dio a los galeristas respecto a su principal demanda: la reducción del IVA, que en España es del 16% frente al 7% de Alemania. "Ésta es una cuestión que depende de la directiva europea y será objeto de debate a nivel comunitario", afirmó. "Todo el mundo quiere mejoras fiscales, pero el problema del IVA aún se está estudiando a nivel técnico y no tengo noticias de que haya una posición política. Lo positivo es que la industria cultural en España ya supone el 5% del producto interior bruto".

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