"El soldado menos inteligente obedece mejor", según Defensa

"Límite límite con la normalidad" o "mínimo arriesgado" son algunos de los términos con los que han calificado los psicólogos consultados la rebaja de 90 a 70 en el cociente intelectual que se exigirá a la tropa profesional. Quienes han tomado la decisión también están de acuerdo en que se roza una delicada frontera. "Comprendo que haya cierta inquietud social porque esta decisión es muy llamativa", dice el coronel José Luis García Gutiérrez, jefe de los servicios de Psicología del Ministerio de Defensa. Las curvas de inteligencia tienen dos desviaciones típicas por encima y por debajo de la media. Defensa ha ido un poco más allá. "Debajo de esta desviación hay otro grupo de población que se iba a desperdiciar. Están un poco más abajo de lo normal pero no son deficientes", explica García Gutiérrez. "Seguro que ellos nos lo agradecerán", añade.

El coronel rechaza que esta rebaja en las exigencias intelectuales para el futuro Ejército profesional suponga alguna merma. "Con un cociente de 70 hay alrededor de cinco millones de españoles -un 13,59% de la población-, desarrollando en la sociedad, en cualquier empresa, tareas muy elementales; trabajos sin gran aprendizaje, muy repetitivos. Incluso se adaptan mejor a estos trabajos que otras personas más inteligentes", asegura el coronel. ¿Porqué no también en el Ejército? se pregunta. "En las Fuerzas Armadas hay puestos que no requieren una formación compleja, trabajos de lo más elemental", defiende.

La gran diferencia con la vida civil es la posesión de armas, a las que cualquier soldado tendrá acceso aunque sólo sea para hacer la "instrucción individual del combatiente", como explica el coronel psicólogo, amén del riesgo de enfrentarse a situaciones límites en caso de conflicto bélico. Tampoco aquí hay motivos de alarma, dice el psicólogo jefe. "Me atrevo a decir que al ser menos inteligentes cumplen más a rajatabla las órdenes", tranquiliza.

Para García Gutierrez, manejar un arma no requiere grandes disquisiciones. Y hace la siguiente comparación: "Para sacar el carné de conducir también se exige un mínimo de 70 de cociente intelectual y manejar armas es menos peligroso que conducir un vehículo". Asegura que la tropa que encaje en este límite no tendría acceso al manejo de armas colectivas complejas. "Lo más probable es que estas personas estén en puestos auxiliares o de apoyo logístico, aunque sí usarán su arma individual".

El responsable de los servicios de Psicología de Defensa asegura que los distintos controles establecidos desde el reclutamiento hasta la instrucción "evitarían" cualquier tipo de problema con estos reclutas de bajo cociente intelectual. Y afirma con rotundidad: "En el momento en que una situación rebase al soldado inmediatamente se le cambiaría de tarea o se le daría de baja".

Entre los psicólogos existe cierta discrepancia sobre el valor absoluto del cociente intelectual. Pero todos coinciden que en ciertos límites y, sobre todo, para ciertas tareas, la evaluación requiere un análisis muy cuidadoso. Rosario Martínez Arias, catedrática de Metodología de las Ciencias del Comportamiento de la Universidad Complutense de Madrid, no duda en considerar que 70 "es muy poco para el nivel de instrucciones que deben de entender estos reclutas. Es el límite límite de la normalidad", afirma. La mayoría de la población se encuentra entre 85 y 115.

"A mí me da miedo qué tipo de tareas se pueda encomendar alli a personas con un cociente 70. Todas sus capacidades y posibilidades de aprendizaje hay que demostrarlo con datos. ¿Se ha hecho algún trabajo empírico en el Ministerio de Defensa para tomar esta decisión?", cuestiona la catedrática.

No. No se ha hecho, confirma el coronel García Gutiérrez. La decisión tomada responde a la aplicación de un criterio en vigor desde 1986 para hacer el servicio miliar -de carácter obligatorio hasta el 2003- para el que se exige un mínimo de 70,aseguran en Defensa. El tiempo de prestación de servicios es sin embargo bien distinto, apenas nueve meses en la mili, y algunos más, hasta que cumplan los 35 años si quieren, en el futuro Ejército profesional.

En opinión del director del Instituto de Psiquiatría del Hospital Clínico de Barcelona, Manuel Valdés Miyar, el colectivo con cociente de inteligencia menor de 80 es "potencialmente problemático". La medida adoptada por Defensa le parece "como mínimo alarmante y arriesgada". "Sin duda una decisión de este tipo merecería un análisis detallado antes de tomarla", afirma.

Los planes de Defensa de llegar a los 110.500 soldados en el año 2002 ha llevado no sólo a rebajar el cociente intelectual sino también a eliminar como requisito el graduado escolar. Ni siquiera se exigirá el certificado de escolaridad. Las grandes críticas a estas medidas destacan la contradicción entre la importancia de dignificar la profesión de soldado con unas Fuerzas Armadas modernas y al mismo tiempo rebajar los requisitos para conseguirlo. "Esto no nos da la medida del Ejército que queremos", lamenta el director de la Oficina del Defensor del Soldado, Francisco Castañón. "A lo mejor el número debe ser menor para una futura tropa que cada vez tendrá que estar más especializada".