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El temor a una posible escisión impide al IRA definirse claramente sobre la entrega de armas

Berna González Harbour

El "compromiso" (cuyo contenido no ha trascendido) que, a última hora de ayer, anunció la Comisión de Desarme para que el Ejército Republicano Irlandés (IRA) entregue sus armas, encierra, según la propia comisión, una "perspectiva real de acuerdo". Sin embargo, fuentes del obispado católico en Londonderry, que ha ofrecido su mediación como garante del desarme y depositario durante un año del arsenal republicano, afirman que el IRA no da el paso definitivo por el temor a una división en sus filas, dadas las actuales condiciones.

Para el IRA es impensable rendir una sola pistola sin hablar antes de la retirada de las tropas británicas, contaba ayer un ex convicto de esta organización mientras el telón estaba a punto de caer sobre el jovencísimo autogobierno del Ulster. Lo mismo aseguraba Kevin McElhennon, secretario y mano derecha del obispo de Londonderry, Seamus Hegarty: "Si ahora el IRA empezara el desarme, así, bajo las condiciones impuestas por los unionistas, se dividirían". Hegarty ha puesto el máximo en los últimos días con su oferta de recoger y albergar el arsenal del IRA durante el próximo año mientras los paramilitares republicanos siguen negociando con la comisión de desarme, presidida por el general canadiense John de Chastelain.

"La Iglesia está intentando todo lo posible para que el IRA dé un paso en esta dirección, porque sabemos que no pueden actuar bajo el dictado unionista. Las diferencias que hay darían paso a una escisión como la que sufrieron con el IRA Continuidad. Y el liderazgo del IRA debe tener en cuenta la cohesión de su militancia. Si eso se fragmenta, todo peligra".

La dirección del IRA se forjó en los guetos católicos de Belfast y Derry en los terribles años entre 1969 y1972, en plena represión del Ejército británico, y mientras sufrían gravísimas discriminaciones frente a la población protestante. Hoy, aquellos jóvenes tienen más de cuarenta años y, en general, apoyan la línea del proceso de paz emprendida por Gerry Adams, presidente de su brazo político, el Sinn Fein. Pero otros cientos de jóvenes se han sumado desde entonces a sus filas y, según diversas fuentes, no todos están dispuestos a renunciar a las armas. El peligro de un regreso a la lucha armada es real.

"El Ejército británico es el soporte de la comunidad unionista, y el Ejército Republicano es el soporte de la comunidad republicana", decía ayer Liam Maskey, ex preso republicano. "Aquí está el Ejército británico, y nadie le pide que entregue una sola pistola. Hay que ver el desarme del IRA en un marco más amplio, y no aisladamente". Maskey, al igual que el Sinn Fein ha venido recordando en los últimos días, asegura que el IRA necesita más tiempo. Todos están de acuerdo en que entregar un arma, una bomba, es lo de menos, pues mañana pueden conseguir otra. Pero ese acto simbólico, ese gesto que unionistas y nacionalistas moderados han implorado en estos días es un plato demasiado fuerte como para que lo pueda digerir el poderoso IRA, que considera un hito suficiente el alto el fuego que mantiene desde hace dos años y medio.

Hace apenas unos días, el IRA Continuidad, escisión del IRA, colocó una bomba en Irvinestown, en el condado de Fermanagh, en lo que se interpretó como un salvaje coqueteo dirigido hacia los hombres del IRA que dudan de la línea blanda impuesta por su dirección. No hubo víctimas, pero las ruinas en que quedó convertida la parte trasera del hotel Mahon y un montón de coches de su aparcamiento eran algo más que una bocanada de aliento, eran una invitación a los republicanos más duros. Martin McGuinness, segundo de Adams, que conoce los riesgos, apeló de inmediato al IRA Continuidad a su disolución. Pero las cosas no van por ese camino. Al contrario, el IRA Continuidad está decidido a captar a los disidentes del IRA. La policía irlandesa interceptó recientemente cierta cantidad de explosivos semtex y diversas armas que el IRA Auténtico, la escisión conocida por el sanguinario atentado de Omagh, que segó la vida a 29 personas, entre ellas españoles, habría robado del arsenal del IRA. Y el Movimiento Soberano de los 32 Condados, grupo político ligado al IRA Auténtico, vuelve a estar organizado, con algunas publicaciones en Belfast.

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En el bando de los paramilitares lealistas tampoco hay quietud, pero sus grupos están tan enfrentados entre sí que se dedican a tirotearse en las piernas y darse palizas por venganzas internas, por lo que nadie parece preocuparse de que rompan el alto el fuego. La Fuerza de Voluntarios del Ulster (UVF) acaba de fijar su blanco en los hombres de la Fuerza de Voluntarios Lealistas (LVF) por el asesinato, el 10 de enero, de uno de los suyos. Las cosas se mueven. Pero en dirección opuesta: el 86% de la población, según las últimas encuestas, está a favor del desarme inmediato.

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Sobre la firma

Berna González Harbour
Presenta ¿Qué estás leyendo?, el podcast de libros de EL PAÍS. Escribe en Cultura y en Babelia. Es columnista en Opinión y analista de ‘Hoy por Hoy’. Ha sido enviada en zonas en conflicto, corresponsal en Moscú y subdirectora en varias áreas. Premio Dashiell Hammett por 'El sueño de la razón', su último libro es ‘Goya en el país de los garrotazos’.

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