La dificultad de aislar a un socio fundador

"El ÖVP es socio fundador del Partido Popular Europeo. Y eso se nota mucho en estos casos. Es muy duro intentar expulsar a gente a la que conoces desde años y con la que nunca habías tenido problemas", admitía una fuente del PPE días atrás para explicar la división que ha provocado entre los conservadores el pacto de sus colegas con la extrema derecha.Las posiciones expresadas ayer se asemejan mucho a las que se vieron hace una semana en el pleno del Parlamento Europeo. Con la CDU alemana en contra de todo intento de aislar a los austriacos. La crisis con Viena ha llegado en un pésimo momento para los democristianos alemanes. Atenazados por una crisis interna de dimensiones nunca vistas, la CDU huye de cualquier medida que parezca una injerencia en otro Estado.

La CDU teme que la crisis provocada por la financiación ilegal del partido en tiempos de Helmut Kohl tenga costes terribles a escala electoral. Y necesita evitar a toda costa que esa sangría de votos pueda beneficiar a la extrema derecha. Su mayor temor ante el problema de Austria es que la primera reacción de los ciudadanos centroeuropeos sea primar el voto extremista como gesto de independencia nacional frente a las injerencias de la UE. Por eso, una expulsión del ÖVP austriaco les parece la peor receta.

Las opiniones de la CDU-CSU tienen un gran peso en el seno del PPE. No sólo por su fuerza política, sino porque juntos suman 53 de los 128 votos de los miembros del partido. Los miembros asociados (fundamentalmente los partidos de la Europa del Este) aportan otros 62 votos.

El Partido Popular español es el siguiente gran partido (27 votos), seguido de Forza Italia (22) y un grupo formado por la UDF francesa, el PSD portugués, la CDA holandesa y la Nueva Democracia griega, con nueve votos cada uno.