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Los distribuidores demandan a las tabaqueras de EE UU por acordar los precios en secreto

Las compañías tabaqueras norteamericanas, aún tambaleándose por las indemnizaciones que se han visto obligadas a pagar por ocultar el daño que causa el tabaco, se enfrentan a una demanda interpuesta por los distribuidores por haber trabajado ilegalmente en régimen de oligopolio y pactar en secreto subidas de precios. Las compañías podrían tener que hacer frente a pagos de miles de millones. Wall Street reaccionó muy mal al anuncio de la nueva demanda. Philip Morris, la mayor compañía del sector perdió más de un 3% y cayó hasta unas cotas no vistas en cinco años.

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Las tabaqueras no ganan para sobresaltos en EE UU. A la espera de que la Administración decida si el tabaco debe ser tratado como una droga y una vez pactado un acuerdo por el que la industria se obliga a pagar casi 250.000 millones de dólares (41,7 billones de pesetas) a 46 Estados por los riesgos para la salud que supone el tabaco, ahora el sector tiene que hacer frente a una denuncia de unos distribuidores por presunta fijación ilegal y fraudulenta del precio del tabaco, que en la actualidad oscila entre los 3,50 y cuatro dólares por cajetilla, según las marcas.Los demandantes alegan que las compañías establecieron un comité que se reunía periódicamente para pactar subidas en EE UU y otros países americanos, además de en Arabia Saudí. "Estas reuniones incluían reuniones del Comité de Asesoramiento, un grupo interno de alto nivel de los demandados que se reunía con frecuencia para discutir sobre una amplia gama de cuestiones delicadas para la industria del tabaco", se lee en las 34 páginas de la denuncia. Las compañías "participaron una larga y sistemática serie de acuerdos" para fijar, subir y estabilizar los precios de los cigarrillos por encima de los precios propios de mercado.

"En ocasiones, los fabricantes comunicaron los incrementos a mayoristas y distribuidores con diferencias de horas y hasta de minutos", manifestó ayer Paul Gallagher, uno de los abogados que presentó la denuncia. "Eso quiere decir que las compañías no tomaban sus decisiones independientemente". La demanda no plantea una indemnización concreta, pero Gallagher estima que están en juego "miles de millones de dólares".

Negativas

Los fabricantes (Philip Morris, R. J. Reynolds, Brown & Williamson, Lorillard y Liggett) saltaron rápidamente a la palestra para negar las acusaciones. "Este caso es legalmente insostenible", manifestó Michael York, un portavoz de Philip Morris, para quien la demanda "es un flagrante caso de más abogados intentando sacar más dinero". Según un portavos de R. J. Rynolds, todas las decisiones de subidas de precios se adoptaron de forma unilateral y conforme a la ley.

La demanda se ha presentado ante un tribunal federal de Washington en nombre de unos mayoristas de Nueva York y de Tejas que no cuentan con el apoyo del principal distribuidor mundial y primer cliente de cada uno de los demandados. "Es una frivolidad", señaló Terry Kailey, en nombre del gigante de la distribución Mc Lane Co.

Los fabricantes han subido el precio del tabaco siete veces, hasta casi un dólar por paquete, en los pasados dos años en acciones que casi siempre encabezaba Philip Morris y que las otras compañías seguían de inmediato. Con independencia de lo que Gallagher pueda conseguir para sus clientes, el abogado cree que se ha abierto una vía para que los usuarios demanden también a las compañías por manipulación fraudulenta de los precios.

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