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La catedral de Leicester espera a su primera rectora El sacerdocio femenino, aprobado en 1992, sigue levantando polémica en la Iglesia anglican

Isabel Ferrer

A los 44 años, Vivienne Faull ha hecho historia eclesiástica en el Reino Unido. Ordenada sacerdotisa anglicana en 1994, acaba de ser nombrada rectora de la catedral de Leicester. Es la primera vez que una mujer llega tan lejos en la jerarquía de la Iglesia de Inglaterra, y su presencia al frente de su propio templo puede allanar el camino de otras mujeres británicas hacia el obispado. En Estados Unidos, Canadá y Nueva Zelanda ya hay prelados femeninos.La catedral de Leicester, en el centro de Inglaterra, la espera a partir del próximo mes de agosto. Antes de trasladarse desde la ciudad de Coventry, donde es ahora vicerrectora catedralicia, Faull quiere cumplir un sueño: peregrinar a Roma. Discreta y entregada a su labor, ha respondido con una amplia sonrisa al apelativo de pionera del ascenso de la mujer en la jerarquía eclesiástica, hecho que su ascenso representa.Otras provincias anglicanas como Estados Unidos, Canadá y Nueva Zelanda cuentan ya con mujeres obispo, pero el Reino Unido no ha dado aún un paso similar. La Iglesia de Inglaterra cuenta todo lo más con dos arcedianos femeninos (el principal de los diáconos). Aunque no ha habido aún confirmación oficial de un cambio de rumbo, se presume que Vivienne Faull es una de las mujeres mejor preparadas, pero no la única, para acceder en el futuro al obispado. Un paso que no será fácil de dar. La ordenación de mujeres sacerdote provocó duros debates teológicos en 1992, saldados con el abandono de sus iglesias de centenares de sacerdotes anglicanos que prefirieron hacerse católicos antes que aceptar a una mujer con sotana. Verlas convertidas en obispo puede reavivar la polémica.

Casada con un médico, Vivienne Faull ha ido rompiendo moldes en el seno del anglicanismo británico. Ordenada en 1994, llevaba 10 años ejerciendo de diaconisa cuando fue ungida. En plena discusión sobre la presencia de las mujeres en el sacerdocio, su nombre pasó entonces inadvertido para el gran público. Su labor, sin embargo, era bien conocida en Cambridge, la universidad donde ella estudió y a la que regresaría en 1985 en calidad de capellán del Clare College. El cargo no sólo la devolvió a sus raíces intelectuales. Fue también la primera vez que una mujer llegaba tan lejos en el prestigioso eje académico conocido por Oxbridge, que incluye a la Universidad de Oxford.

Resistencia de los párrocos

Surgida del cisma provocado por el divorcio, a espaldas de Roma, de Enrique VIII, que se deshizo de la católica Catalina de Aragón para casarse con la protestante Ana Bolena, la Iglesia de Inglaterra es la más importante de las 29 iglesias anglicanas autónomas repartidas por 29 países. Entre todas suman cerca de setenta millones de fieles, muchos de ellos conmocionados desde que las mujeres tienen acceso al sacerdocio. El acuerdo del Sínodo, su órgano de gobierno, les abrió las puertas de los templos del Reino Unido, pero la negativa de muchos párrocos a aceptar a una mujer acabó por dejar en manos de cada diócesis la suerte de las candidatas femeninas. Dicho compromiso, presentado como un acto de libertad de conciencia, ha creado en la práctica una auténtica división entre las iglesias donde ofician mujeres y las que todavía les cierran el paso sin contemplaciones. De alcanzar alguna el obispado, no se descarta que pueda haber otro éxodo hacia la Iglesia católica, similar al registrado tras las primeras ordenaciones de 1993.

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