Una explotación camuflada de sonrisas
"Había una vez...¡un circo!" ¡Qué lástima que para alegrar algunos corazones tenga que explotar a los más débiles! Pero ¿cuándo vamos a aprender a disfrutar y pasarlo bien sin que sea a costa del sufrimiento ajeno?: toros, circos, cabras lanzadas desde campanarios, gansos,...Quisiera hacer un llamamiento a la reflexión y al sentido común: ¿a quién le hace gracia ver humillado a otro ser? Animales vestidos con disfraces degradantes, representando números que no muestran su belleza o inteligencia, sino únicamente la habilidad y métodos crueles del domador para demostrar así su dominio sobre el animal: a ningún animal le gusta acercarse al fuego o hacer equilibrios sobre dos patas en superficies minúsculas.
Por desgracia, San Sebastián ha vuelto a acoger durante estos días un circo con animales que habrán sido con toda seguridad arrancados de su ambiente natural y obligados a llevar una vida absolutamente indigna y tortuosa: osos que viven encadenados y se les pone un bozal en cuanto abandonan el escenario, elefantes que fuera de la pista pasan el tiempo encadenados por una pata...
Todos los animales de circo aprenden rápidamente a temer al látigo, al capirote y a las descargas eléctricas. El hambre y los golpes constituyen técnicas de adiestramiento habituales, tal y como han reconocido algunos domadores. ¿Nos damos cuenta de los valores que estamos transmitiendo aceptando estos circos? ¡Basta ya! San Sebastián no necesita de espectáculos degradantes para divertirse. Afortunadamente, también hay circos que no explotan a los animales: Cirque du Soleil, Circo de Oz, Circo The New Pickle, Circo d'Hiver,... ¡Tú eliges!- Idoia
