Los hermanos Manuel y José Lagares obtienen el Goya al mejor cortometraje de animación

"No estábamos nada nerviosos cuando abrieron el sobre. Pensamos: 'ahora dirán que ha ganado el que sea', pero cuando dijeron que el ganador era Los girasoles, nos quedamos de piedra, no sabíamos si levantarnos o no, fue una sensación extraña". Así expresa Manuel Lagares su reacción cuando en la noche del sábado él y su hermano José recibieron de Antonio Fraguas, Forges, el Goya al mejor cortometraje de animación. El notable aumento de cortometrajes de animación -12 frente a un solo título o dos al año- hizo que ganar este Goya fuera más difícil que en otras categorías.

La mayor dificultad estribaba en que en lugar de cuatro finalistas, había cinco. "Cualquiera de ellos podía ganar, es algo que decíamos antes y que lo mantenemos; el nivel era muy alto", afirma Manuel. Por si cabe duda de la sinceridad de sus palabras, su hermano José lo remarcó en sus palabras de agradecimiento al recoger el premio. "Los finalistas en esta categoría estábamos sentados juntos y todos coincidimos, antes de comenzar la ceremonia, que aquí no había ni ganadores ni perdedores. Ojalá hubieran dado cinco premios, uno para cada nominado", concluye Manuel. Los nervios del momento y la obediencia a una de las normas de la Academia, que sólo permite hablar a un ganador en el caso de que haya dos en una categoría, hicieron que Manuel no interviniera en el momento de recibir el premio. No habían pensado qué dirían ni quién lo haría, pero sí tenían muy claro que se lo iban a dedicar a su madre, por su continuo apoyo a lo largo de muchos años, a la Palma del Condado (Huelva) y a Andalucía.

José nació en esta localidad onubense en 1960 y Manuel en Barcelona en 1962, a donde sus padres emigraron a principios de la década de los sesenta. Llevan toda su vida en Cataluña pero se consideran completamente andaluces. "Nuestro sueño era tener la oportunidad de dedicar un premio como éste a nuestra tierra". Su vinculación con Andalucía no es sólo sentimental, ya que la mitad del año lo pasan en la Palma del Condado.

Con Benito Zambrano se fundieron en un fuerte abrazo, porque para los hermanos Lagares es motivo de satisfacción y de orgullo haber recibido el Goya el mismo año que triunfó Solas y que otro andaluz, Juan Diego, vio reconocido su trabajo en París, Tombuctú, de Luis García Berlanga. En definitiva un buen año para el cine andaluz que se llevó siete Goyas.

No es éste el primer premio que reciben los hermanos Lagares, ni tampoco su primer trabajo. Llevan muchos años realizando cortos de animación, casi todos de plastilina, con los que han obtenido 168 premios en festivales y certámenes de toda condición y categoría, nacionales e internacionales.

Para ellos Los girasoles no es un corto más, sino bastante especial "porque en él hay pinceladas de cada uno de los 30 trabajos que" han realizado antes. De su filmografía, tan sólo uno no es de animación, La jugada, en el que intervenía el actor vasco Patxi Bisquert, que se dio a conocer con Tasio, de Montxo Armendáriz.

También hay una notable diferencia en los presupuestos con los que hasta ahora contaban y el que tuvieron para realizar Los girasoles. "Nuestro anterior corto, El Padrino, parte IV, costó un millón de pesetas porque nosotros hicimos de todo, desde animar hasta limpiar. Sin embargo, éste ha costado 30 millones de pesetas, porque ha intervenido mucha gente en el equipo", matiza Manuel Lagares.

Una de las características de esta producción, que la diferenciaba de las otras candidatas al Goya -quizás lo que inclinó la balanza en su favor- es que en Los girasoles combinan varias técnicas de animación. "La mayor parte está realizado en plastilina, pero hay 35 segundos de animación en ordenador 3-D, animación clásica mediante dibujos y pixilación, una técnica que nos permitió rodar con un actor que hacía de Van Gogh.

La boda de una cuñada

La génesis de Los girasoles" no se encuentra en el cuadro de este célebre pintor, sino en una anécdota familiar. "En la boda de una cuñada de José, que se casó en los Estados Unidos, en lugar de llevar un ramo de flores normal, estaba formado exclusivamente por girasoles, así que decidimos hacerle un pequeño regalo en forma de cortometraje, pero lo que inicialmente iba a ser algo sencillo se fue complicando hasta convertirse en lo que es".

Después de obtener el Goya, estos hermanos que comparten todas las labores creativas que entraña una producción de dibujos animados, no saben si se les abrirá alguna puerta, pero "al menos" piensan que se les "escuchará". En cualquier caso, para ellos el premio era estar entre los finalistas, tal como afirma Manuel. "Desde que comenzaron estos premios hace 14 años, soñábamos con figurar entre los nominados. De hecho lo intentamos en dos ocasiones anteriores. Por eso, ahora es como si fuera un doble premio".

Con o sin este importante galardón, hace tiempo que pensaban en dar el salto al largometraje. Ahora están escribiendo el guión de la que podría ser su primera película, una historia de tintes fantásticos sobre duendes y hadas, como los que quizás les hicieron ganar el Goya, el mejor de los 168 premios recibidos.