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Tres países europeos se adelantan a España al sentar a sus regiones en el Consejo de la UE

Gobierno y autonomías llevan años negociando lo que ya tienen Alemania, Bélgica y Reino Unido

Lo que en España es materia de discusión desde hace años entre el Gobierno central y las comunidades autónomas es ya algo perfectamente normal en tres países tan distintos como Alemania, Bélgica y el Reino Unido, en el caso de los dos primeros desde la entrada en vigor del Tratado de Maastricht, en 1993, y en el caso británico, desde 1997. Estos tres Estados miembros de la UE han sido representados repetidas veces por ministros regionales en las reuniones del Consejo de Ministros de la UE, un tema que parece tabú en España.

El Tratado de Maastricht antes (artículo 146) y el de Amsterdam ahora (artículo 203) permiten que los Estados miembros estén representados por ministros regionales (llamados en España consejeros), tras la ambigüedad introducida en los tratados a instancias de Bélgica. En el redactado anterior se decía que "el Consejo está formado por los representantes de los Estados miembros" y que "cada Gobierno delega en uno de sus miembros". Desde el Tratado de Maastricht esa definición es mucho más abierta: "El Consejo estará compuesto por un representante de cada Estado miembro de rango ministerial, facultado para comprometer al Gobierno de dicho Estado miembro".La delegación de cada Estado en el Consejo está compuesta por dos representantes. Desde la entrada en vigor del Tratado de Maastricht, en 1993, y hasta septiembre de 1997, las delegaciones de Alemania y Bélgica estuvieron compuestas en 30 ocasiones exclusivamente por uno o varios ministros regionales. En 37 ocasiones fueron ministros federales acompañados de ministros regionales los representantes de estos dos Estados miembros.

Desde septiembre de 1997, un tercer país, el Reino Unido, ha hecho uso de la posibilidad de sentar a ministros regionales en la silla del Consejo. Desde entonces, y hasta diciembre de 1999, hasta en 52 ocasiones se han sentado ministros estatales acompañados de ministros regionales. Bélgica lo hizo en 21 ocasiones; el Reino Unido, en 19, y Alemania, en 12 oportunidades.

Estos tres países tienen tradiciones políticas regionales muy diferentes entre sí. Alemania es una República Federal desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Es un país muy extenso -el mayor de la UE-, pero muy descentralizado. Las regiones tienen un gran poder, pero no se viven tentaciones sececionistas.

El Reino Unido es un Estado de tradición centralista que cohabita con un problema regional de rancia tradición en Escocia, y en menor medida, en Gales. La presencia de ministros regionales en el Consejo de Ministros comunitario es consecuencia del proceso de descentralización impulsado por los laboristas de Tony Blair.

Bélgica es un país pequeño, pero siempre amenazado por la división. Los flamencos del norte coquetean tradicionalmente con la independencia, mientras los francófonos del sur defienden con más ahínco la unidad federal. La región bilingüe de Bruselas y una pequeña zona de habla alemana completan el mapa regional.

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Competencias

Las competencias de las regiones son en Bélgica mucho más poderosas que en España y alcanzan incluso ciertas materias de política exterior. Pero hasta ahora el Consejo de la Unión sólo ha visto a ministros regionales para tratar asuntos de cultura, educación, industria, juventud, protección civil, investigación, transportes y trabajo y asuntos sociales.

En España, tanto el Gobierno del PSOE como el del PP han sido muy reticentes a permitir a las comunidades autónomas beneficiarse de la ambigüedad del Tratado de Maastricht. Desde 1993 es un tema de polémica política, que ha empezado a encauzarse desde marzo de 1998, aunque sin ningún resultado hasta ahora. Una resolución del Congreso mandata desde entonces al Gobierno central y a los autonómicos a buscar un consenso que permita el acuerdo. El central admite así la posibilidad de enviar ministros regionales a Bruselas. Los autonómicos acataron entonces dos grandes principios: la representación principal siempre la detentaría el Estado -a pesar de que los Tratados permiten que pueda ser un ministro regional- y la presencia de consejeros se limitará a aquellas materias en las que las autonomías tienen competencias exclusivas.

Pero desde entonces las partes siguen sin ponerse de acuerdo sobre cuáles son esas competencias. Según el director general de Asuntos Europeos del Gobierno vasco, Iñaki Rica, y el director general de Acción Exterior de la Generalitat, Joaquim Llimona, "por la falta de voluntad política del Gobierno del PP". Según la Administración, porque "las autonomías nacionalistas se han dado cuenta de que la vía de las competencias exclusivas les impide reclamar su presencia en consejos de gran valor político".

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