Juzgado un médico de Benicarló por experimentar con enfermos de cáncer
La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Castellón inició ayer el juicio contra el doctor Joaquín Amat Larraz, acusado de intrusismo, un delito contra la salud pública, así como de estafa a centenares de enfermos de todo el país, a los que suministró desde 1982 en una clínica de Benicarló un producto de su invención llamado Amatrisán, prohibido por el Ministerio de Sanidad.El facultativo se enfrenta a una pena de hasta 27 años de prisión y si no es aceptada la petición de nulidad solicitada ayer por la defensa de Amat, el juicio se prolongará hasta el próximo 9 de mayo. A lo largo de las 40 sesiones del proceso declararán 486 testigos, de los que 275 son enfermos de cáncer presuntamente perjudicados por el tratamiento del doctor Amat.
En la primera sesión del juicio celebrada ayer, las acusaciones aseguraron que Joaquín Amat expedía como si se tratase de una cura milagrosa contra el cáncer el Amatrisán, un compuesto cuyo contenido principal era la urea y que en realidad sólo proporcionaba una leve mejoría, provocada porque el médico recetaba además una elevada cantidad de corticoides para el consumo de los afectados.
Neurólogo, no oncólogo
El letrado de la acusación particular, en representación de la Asociación de Afectados por el Amatrisán (AAA), Manuel López Almansa, indicó que Amat presumía de poseer la especialidad en tratamiento del cáncer, cuando en realidad su especialización es la Neurología. En su relato provisional de los hechos, Almansa añadió que el inculpado llegó a diagnosticar el cáncer a personas que no lo tenían con la única intención de obtener un considerable beneficio económico. La acusación particular aseguró que Amat emitía publicidad engañosa de su "fórmula maravillosa", que recetaba en grandes cantidades a pesar de saber que se trataba de un tratamiento sin ningún efecto.
Por su parte el fiscal del caso, José Luis Cuesta, reclama 12 años de prisión para el imputado. El fiscal indicó en sus conclusiones provisionales que el acusado abrió el centro médico en Benicarló "para explotar la angustia y desesperación de los enfermos deshauciados".
Por último Vicente Javier Peris, defensor de Joaquín Amat, pidió la libre absolución de su cliente y solicitó a la sala la nulidad de las actuaciones judiciales abiertas contra el médico, ya que en su opinión los hechos juzgados ahora ya fueron vistos y archivados por el juez en 1984, a instancias del fiscal Javier Casteller. Peris, quien por cierto es letrado del Colegio de Médicos de Valencia, considera que los listados de los supuestos pacientes de Amat fueron aportados al fiscal Cuesta después de ser cometido un robo.
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